Copa del Rey

Sevilla

Al fin, profeta en su estadio

Sergio Ramos será homenajeado antes del España-Bolivia en el Sánchez Pizjuán, campo en el que creció y que siempre le ha recibido con pitos

Sergio Ramos, con la camiseta del Madrid en el Sánchez Pizjuán, donde suele ser abucheado
Sergio Ramos, con la camiseta del Madrid en el Sánchez Pizjuán, donde suele ser abucheadolarazon

«Sergio Ramos es uno de los nuestros». Pepe Castro, el presidente del Sevilla, no habría necesitado justificar en condiciones normales el homenaje que hoy le tributará su club formador al mejor central del mundo y al hombre de moda en el balompié europeo. Pero durante años, la anormalidad ha sido consuetudinaria en el Sánchez Pizjuán, donde el único criterio para ser reconocido o vilipendiado era el grado de cercanía con José María del Nido. Su sucesor prefiere poner a la entidad por delante de todo personalismo: «Es un jugador que se fue joven del club dejando gran cantidad de dinero y que allá donde está, siente al Sevilla. Ésta es y será su casa, y lo vamos a recibir con los brazos abiertos cada vez que venga. Cuando se marchó, surgió un problema en la negociación que se debería haber arreglado antes...».

¿Qué ocurrió para que durante nueve largos años Sergio Ramos, sevillista de cuna y sentimiento, fuera tratado como un apestado en Nervión? Hay que retrotraerse al verano de 2005, cuando Florentino Pérez se encaprichó de un joven defensa que había alcanzado la internacionalidad absoluta cuatro días antes de cumplir 19 años (ahora tiene 28, y ha vestido «La Roja» en 115 ocasiones, ganando dos Eurocopas y un Mundial), y catorce meses después de debutar en Primera, de la mano de Joaquín Caparrós. El chico tenía la promesa de Del Nido de que lo traspasaría si alguna oferta se aproximaba a su cláusula de rescisión, 27 millones de euros, pero el presidente sevillista quiso cambiar alguna condición a última hora, a lo que su padre, José María, se negó rotundamente. Se puede usar el eufemismo de que no veía claro cuál era el reparto de comisiones que se le proponía. La conversación entre los dos tocayos, en el despacho presidencial del Sánchez Pizjuán, subió de tono hasta el mero berrido y a punto estuvo de llegarse a las manos.

Consumado el traspaso, bajo un cutre disfraz de abono de la cláusula de rescisión que se cayó enseguida, Del Nido se empleó a fondo en presentar a Sergio Ramos como un traidor y su omnímodo dominio de los medios de comunicación locales lo ayudaron en la innoble tarea. Como consecuencia, cada visita del Real Madrid se convertía en un mal trago para el futbolista, vituperado con violencia por una grada en la que hasta hacía muy poco tiempo él animaba al Sevilla. En uno de esos encuentros, su abuelo, socio sevillista de muchos años, tuvo que abandonar el estadio asqueado por la crispación generada en torno a Sergio, a quien ese suceso sumió en una profunda tristeza. En cierta ocasión, le hizo un gol a su ex equipo en el Santiago Bernabéu y se fue como un poseso hacia el palco, señalando a Del Nido y «dedicándole» el tanto con gestos inequívocamente alusivos a la parquedad de su cabellera.

Muy ilusionado

La historia todo lo devuelve a su sitio. Los dos campeones de Europa de la temporada 2013-14 son el Real Madrid, cuyo héroe es Sergio Ramos, y el Sevilla, con Pepe Castro en la presidencia, demostrando que el hiperliderazgo de Del Nido no era el elemento decisivo en los éxitos de la década pasada. Todavía de vacaciones antes de incorporarse al trabajo a las órdenes de Del Bosque, el mejor central del mundo no jugará esta noche frente a Bolivia en el Sánchez Pizjuán. Pero sí le será tributado el homenaje que merece el sevillista que lo sigue siendo pese a haberse marchado. Por la mañana, el sevillano que siempre ejerce de tal recibirá la medalla de oro de la ciudad, en la gala que organiza el Ayuntamiento con motivo de la festividad de San Fernando. Quien lo conoce sabe que son dos distinciones que le hacen una enorme ilusión.