Análisis

El Madrid de Laso y un problema más allá de la pizarra

La dirección en pista y el papel de los bases del equipo es el gran dilema a resolver para lo que resta de temporada

Pablo Laso, durante la final de Copa ante el Barça
Pablo Laso, durante la final de Copa ante el BarçaJorge ZapataAgencia EFE

La derrota del Real Madrid en la final de la Copa del Rey ante el Barça siembra de interrogantes lo que resta de temporada en el equipo de Pablo Laso. Desde la llegada de Saras Jasikevicius al banquillo del Palau en el verano de 2020, el Barcelona se ha impuesto en 10 de los 13 Clásicos disputados y ha ganado dos Copas del Rey y una Liga Endesa.

¿Dónde radica la clave del dominio del Barcelona sobre el Real Madrid?

Saras Jasikevicius llegó a Barcelona hace año y medio y ha modelado el equipo como a él le gusta. Roles muy definidos, una plantilla que ha aprendido a competir (la mejor prueba llegó ante el UCAM Murcia y en la final) y la capacidad de ser fiable en situaciones límite y ante planteamientos muy diferentes. Lo de «unos jugadores que sean cabrones» y el «ya hemos resuelto muchos partidos así». Si los guerreros, como es el caso, tienen talento y hay química, el Barça es el favorito para todo.

¿Qué intentó Laso en la final?

La pizarra del entrenador del Madrid funcionó de media cancha para atrás, pero eso es insuficiente para derribar a este Barça. Laso apostó por una vía nueva: cambios defensivos constantes que descolocaron a Calathes y compañía. Funcionó a la perfección en el primer cuarto (5 puntos encajados), también en el segundo (13), pero antes del descanso ya hubo pistas de que algo fallaba. Los 10 puntos anotados en ese periodo fueron el anuncio de la sequía posterior.

¿Cuál es el principal problema del Madrid?

La búsqueda de otra vía para derribar al acorazado de Jasikevicius revela que el Madrid necesita algo más que de momento no ha encontrado. La única solución que ha funcionado hasta ahora fue el arrebato de Llull en la Supercopa. Y eso nos traslada al principal problema del equipo: la dirección en pista. Ante el Lenovo Tenerife se disimuló por el acierto en el triple, pero sin puntería no hay parche posible. Alocén es baja para lo que resta de temporada. La llegada de Deck y el mal momento de forma de Randolph convierten a Williams-Goss, que sigue sin convencer al técnico, en carne de descarte. Heurtel no tiene toda la confianza que debiera. «No sacar el máximo de Heurtel es culpa mía», asume Laso. Y Llull no está para dirigir al equipo. A estas alturas, el capitán puede ejercer de dinamitero –lo de la Supercopa–, pero mover el equipo como puede hacer un Calathes... Y eso provoca que por dentro sólo amenace Tavares y eso cuando le buscan.

Y ahora, ¿qué?

El próximo Clásico puede ser el más importante de la historia. Barça y Madrid son primero y segundo de la Euroliga y no es descabellado pensar en una final española en la Final Four –es más que probable que Belgrado reemplace a Berlín por aquello de las restricciones en Alemania– el último fin de semana de mayo. Y dos semanas después, final de la ACB. Lo de la Copa es un aperitivo de lo que está por venir.