
Baloncesto
Diana Taurasi, una jugadora única dentro y fuera de la cancha
La mejor baloncestista de la historia dice adiós. Lo ganó todo muchas veces y mezcló genialidad, polémica, reivindicaciones y un talento exclusivo

Amaya Valdemoro califica a Diana Taurasi como «la mejor jugadora de la historia de la WNBA y con un carisma y un liderazgo a la altura de Michael Jordan o Kobe Bryant». Elisa Aguilar la nombra en primer lugar en un quinteto ideal en la historia del baloncesto femenino. Con 42 años, esta escolta, hija de un portero italiano y de un ama de casa argentina, ha anunciado su retirada después de ganarlo todo muchas veces.
Desde su etapa colegial ya daba pistas de todo lo que se avecinaba. Ganó tres títulos universitarios y fue número uno del draft hace 21 años. Llegó a las Phoenix Mercury, su unico equipo profesional, y explotó. Máxima anotadora de la historia de la WNBA, seis oros olímpicos e invicta en los Juegos, 20 años en la Liga estadounidense, tres anillos de campeona, tres títulos mundiales, seis títulos de la Euroliga... «Mental y físicamente estoy completa. Es probablemente la mejor manera en la que puedo describirlo. Estoy completa y estoy feliz», aseguró Taurasi para anunciar su despedida en la revista «Time».
Su colmillo competitivo y su talento la convirtieron en una jugadora única a nivel de clubes y de selección. «Es una de las más grandes competidoras que jamás hayan jugado al baloncesto en cualquier escenario. Se ganó un respeto incuestionable de los jugadores en todo el mundo, ofreció momentos electrizantes y cautivó a los fans una y otra vez», comentó la Comisionada de la WNBA, Cathy Engelbert, al conocer un adiós que estaba mascado desde el pasado verano.
Pero detrás de esa jugadora extraordinaria hay mucho más. Fue la primera baloncestista que protagonizó un desnudo integral; estuvo sancionada tras dar positivo por modafinil, una sustancia para combatir la somnolencia y otros trastornos del sueño; en su etapa en Rusia asegura que bebió vodka para abastecer a una ciudad entera; besó y abrazó a una jugadora contraria en pleno partido... y a todo eso hay que sumar su vertiente reivindicativa. Se negó a jugar con los maillots ajustados que en su momento se intentaron implantar a nivel FIBA y en la Euroliga y peleó para rebajar la desproporción de salarios entre la NBA y su homónima femenina. Era tan peculiar que durante su militancia en el todopoderoso Ekaterimburgo alcanzó un acuerdo con el club ruso para que le pagase un millón de dólares a cambio de renunciar a una temporada en la WNBA femenina y poder descansar ese verano. Descansó y siguió ganando. Taurasi, más allá de la cancha, también era única.
✕
Accede a tu cuenta para comentar