Lisboa
Un clásico monumental
En la imponente Plaza del Duomo Pablo Laso, Xavi Pascual, Ettore Messina y David Blatt posaban ayer sonrientes con el trofeo de la Euroliga como testigo antes de las batallas de semifinales. En la definición de clásicos del baloncesto europeo los Madrid-Barça y los CSKA-Maccabi ocupan un lugar de preferencia. Los dos capítulos de hoy decidirán quién se juega el título el domingo en el Mediolanum de Milán y las casas de apuestas reflejan el sentir general que marca el basket continental desde el comienzo de la temporada: el ganador por el que menos se paga, el favorito, es el Real Madrid. La Novena una semana antes de la Décima es el sueño del madridismo. De Milán a Lisboa, dos Copas de Europa en una semana...
El equipo de Pablo Laso busca un premio a la altura de las expectativas generadas durante la temporada. En la plantilla tienen asumido que las más de 60 victorias y los partidos por encima del centenar de puntos servirían de muy poco si volviera a repetirse la historia del año pasado en Londres. La derrota en la final ante el Olympiacos ha sido uno de los combustibles fundamentales en la sobresaliente campaña del equipo. «Hemos aprendido de lo que sucedió el año pasado y ahora llegamos muchísimo mejor», afirma Mirotic. El desarrollo de la eliminatoria de cuartos ante el vigente campeón ha servido para reafirmar al equipo en sus principios y para ofrecer una sensación de consistencia más allá del espíritu lúdico con el que afronta los partidos. La presencia del Madrid en Milán es la confirmación de que la travesía por el desierto después de la Octava (Zaragoza 1995) ha quedado atrás. Es la tercera «Final Four» en los cuatro últimos años, aunque el Barça puede presumir de ser todavía más regular: ha estado en cinco de las seis últimas ediciones entre los cuatro mejores, pero... «No somos favoritos, ni mucho menos», fue la reflexión de Navarro antes de recalar en Milán. Su estado físico es la incógnita que rodea la semifinal. «No estoy al ciento por ciento, pero para el partido estaré mejor y lo importante es que el resto del equipo está mejor que yo», asegura el capitán culé ejerciendo como tal. El Barça, que persigue la Tercera, se agarra a su brillante segunda fase y a que sólo una genialidad del Chacho y la puntería de Llull en la final de Copa evitaron que sumara dos victorias en los dos últimos partidos con el Madrid.
No es la primera vez que el clásico llega a estas alturas de la competición. En 1996, el Barça ganó en París la semifinal; el año pasado fue el Madrid el que decidió el choque en los minutos finales. «Sabemos cómo hay que jugar este tipo de partidos», asegura Felipe Reyes. El pívot es uno de los que habla abiertamente de la Novena y ése es el ánimo que llevan los 1.300 madridistas que estarán el fin de semana en Italia. La cifra, en comparación con el millar de barcelonistas, es otro de los méritos que ofrece el equipo en su candidatura. La presencia de dos jugadores en el quinteto ideal (Sergio y Rudy), el MVP del «Chacho»... La reflexión de Navarro parece justificada, pero en el vestuario azulgrana existe la convicción de que el equipo está capacitado para cambiar la dinámica de los últimos clásicos.
La otra semifinal es un duelo de banquillos. Messina y Blatt son dos de los técnicos con más caché de Europa. El equipo más rico del continente, el segundo aspirante según las casas de apuestas, se pegará con un rival al que acompañarán 5.000 macabeos y al que muy pocos esperaban a estas alturas en Milán.
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