RM Castilla

«A Ramos me lo llevaría a mi casa»

La Razón
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El madridista, que a veces sale antes del campo para evitar atascos, aguantó hasta el pitido final esta vez. Ni un alma se movió de su asiento. Creen en el ADN de su Madrid y, por supuesto, cree en su querido Sergio Ramos. Nunca vi tal euforia en la Puerta 55. Fue una juerga superior a la Nochevieja.

«Otra vez Sergio»

El de Camas estaba en boca de todos. «Me lo llevaba a casa. Representa todo lo que significa el Madrid», me confesaba una señora de edad avanzada junto a su marido, que secundaba la idea. El socio besa por donde pisa el capi: «Es el defensa más decisivo de todos los tiempos, Nacho. Y he visto pasar a muchos», me decía Rafa, compromisario enamorado del andaluz. No pudo acabar su alocución, porque un grito se impuso: «¡Sergio, Sergio Ramos, Ramos!». Que siga la fiesta.

«Marianolocura»

La «Marianolocura» se ha desatado. Cada vez tiene más adeptos: «Juega con ganas, actitud y, cada vez que le cae un balón, va para adentro». El chaval parece tocado por una varita mágica. Aunque Rober, fijo de los partidos del Castilla desde hace 20 años, no se sorprende: «Le he visto mucho y sabía lo que nos podía dar. Zidane, que sabe de esto, ha tenido la personalidad de sacarle». Viva la cantera y la personalidad.

«Zidane Superstar»

Zidane ha callado bocas de un plumazo, y ya nadie le cuestiona: «Los que dudaban estarán escondidos bajo las piedras», me decía un socio entusiasmado con el francés. No es para menos: primero la Champions, después la Supercopa y ahora el récord de 35 sin perder. «Zinedine Zidane, Zinedine Zidane... Superstar». Hemos puesto el cántico de moda y la gente se arrancó a corearlo. Le quieren. Si alguien podía funcionar aquí, es él. Conoce el club, ha sido futbolista del Madrid... y sí. También tiene flor. La Novena, la Décima... tiene «ángel» aquí.

«A por el Mundialito»

Tras el éxtasis, hubo quien rápidamente quiso fijar la mirada en Japón. «Ahora, a por el Mundialito», me comentaba un peñista, pero con reservas: «No caigamos en el exceso de confianza que hubo tras ganarlo con Carletto». Firmo todo, amigo.