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Alonso ríe por no llorar

La Razón
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La carcajada de Fernando debió de llegar hasta el mismísimo corazón de Mercedes. A los alemanes se les ocurrió festejar en su Twitter oficial el humillante adelantamiento en la recta de Bottas a Alonso. La respuesta del piloto asturiano fue una risotada en forma de emoticonos. Normal, es una falta de respeto. Presumir de ese adelantamiento suena a broma de mal gusto o a un community manager sin mucha idea de F-1. Es como si un caballo compite con un burro, otra historia. Porque a Fernando Alonso le toca pelear con un coche sin potencia, con múltiples costuras, sin fiabilidad. Que durante 35 vueltas colocara a esa medianía en los puntos habla de un gran pilotaje. Hasta que se rompió la transmisión. Esta vez falló McLaren y no Honda, pero da igual. El uno por el otro y la casa sin barrer, como suele decir mi madre. La única noticia positiva es que el monoplaza va muy bien en las curvas, así que en cuanto McLaren consiga fiabilidad y Honda haga sau trabajo como debe, Alonso podrá rodar cerca de los mejores, de los que está tan lejos ahora. Veremos si aguanta hasta entonces, porque su paciencia no es ilimitada. Es terco, pero la escudería británica no tiene pinta de poder contentarle de forma inmediata. Quizá aparezca Mercedes. O Ferrari...

La valentía de Sainz

Hay que ser muy osado para ser el único piloto de la parrilla en montar neumáticos de seco con la pista aún mojada. Eso hizo Carlos, lo que denota que estamos ante alguien con un carácter especial, un tipo inconformista. No quiere asegurar, busca destacar por encima de todo. Y vaya si lo hizo. Acabó séptimo en China, el primero de los mortales, por detrás de los Mercedes, Red Bull y Ferrari. Hay piloto, mucho piloto. Y también hay Mundial. Lewis Hamilton se la devolvió a Vettel con una carrera perfecta, sin mácula. El «Vettelazo» de Australia ya ha sido engullido por el inglés, pero esto acaba de empezar. El campeonato pinta a duelo épico.