Papel
Courtois volvió a ser decisivo
El Real Madrid jugaba en Huesca 55 años después de su primera y última visita a la capital oscense. En aquella ocasión, el encuentro se disputó en el antiguo campo de San Jorge. Dicen las crónicas del momento que ese duelo ante el «gigante blanco» fue todo un acontecimiento, con Di Stéfano al frente bien acompañado por los Puskas, Gento, Amancio, Zoco y el francés Müller, entre otros grandes jugadores blancos. Para esa ocasión se colgó el cartel de «no hay billetes», como sucedió en la tarde de ayer en el nuevo estadio de El Alcoraz.
Tuve la fortuna de jugar en la Sociedad Deportiva Huesca en Segunda B cuando estaba realizando el servicio militar. Y mis recuerdos de aquellos meses de 1978 siguen siendo imborrables. Le tengo mucho cariño por eso a este magnífico club, que ayer nos puso en muchos aprietos con un partido de gran mérito. Los puntos eran vitales para los dos equipos: para el Real significaban no dejar escapar a los de arriba y para el Huesca, no hundirse más en la cola clasificatoria. El choque se disputó con un fuerte viento que perjudicó a ambos conjuntos y en el minuto ocho una internada de Odriozola sirvió para que Bale sellara el triunfo blanco con un remate con el interior de su zurda. De las botas del galés salieron las únicas jugadas de ataque.
Pero hubo que sufrir por el acoso de los locales ante un Madrid gris y que jugó con fuego. Gracias a que Courtois apareció en momentos puntuales y decisivos para salvar los tres puntos que colocan a los blancos cuartos ya en la tabla. El portero belga está demostrando el acierto de su fichaje. Es muy bueno, pero el Madrid, que sabe sufrir, debe matar los partidos para no acabar en el alambre.
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