Lección de Caparrós en el gran derbi sevillano

Me gustaría invitar a todos los que amamos el fútbol a que conozcan un derbi sevillano. Un Sevilla-Betis o un Betis-Sevilla. Por mucho que desde el Sevilla Fútbol Club nos lleven años contando que la entidad tiene otras miras y otras metas mucho más exigentes e importantes en forma de títulos, cuando llega la fecha, cuando alcanzamos el día D y la hora H, todos tenemos ese pellizco en la barriga que sólo y exclusivamente te proporciona la gran fiesta del fútbol sevillano.

Cuatro indeseables La semana previa transcurrió sin incidentes, con campañas para concienciarnos de que la Sevillanía debe imperar por encima de todos y de todos. El sábado, en los prolegómenos, con ambas aficiones ya en la calle, los incidentes brillaron por su ausencia, y debo contarles que después de muchos y muchos años, he vuelto a ver a aficionados del Betis con sus bufandas y sus camisetas pasear y llegar libremente al Sánchez Pizjuán sin ser «molestados» por absolutamente nadie. No hay que darle mayor importancia ni trascendencia a los cuatro indeseables que cantaron ironizando sobre el estado de salud de Caparrós. Insisto, no tienen nada que ver con la afición del Real Betis. ¡Pobre de aquel que vulnere el espíritu de Antonio Puerta y de Miki Roqué!

De nuestro Joaquín al mundo Por suerte para todos, y principalmente para nuestra queridísima Ciudad, aquella guerra fría entre Lopera y Del Nido, entre Del Nido y Lopera, pasó a la historia. Y esperemos que lo hiciera para siempre. Ojalá los proximos 450 derbis entre Sevilla y Betis transcurran con la normalidad y la deportividad que vimos el sábado. Y que Caparrós vuelva a decirle a todo el planeta fútbol cómo se disputan y se ganan estos partidos tan especiales.