El Madrid tuvo un dominio estéril en el sábado en Mendizorroza durante los 90 minutos y, lo que es más preocupante, en los últimos diez días suma tres derrotas y un empate y no hay un solo gol en su casillero. Son ya casi siete horas sin perforar la meta rival. Por si esto fuera poco, en el minuto 95 los hombres de Abelardo dieron la puntilla con un gol en el último suspiro.

Mala salida

Fue en la acción final del encuentro a la salida de un córner ejecutado por Jonny al segundo palo que generó las dudas de Courtois en su salida, que no midió bien. No estuvo fino ahí el meta, circunstancia que aprovechó Sobrino para cabecear. El belga, en su retroceso hacia la línea de meta, solo pudo darle un manotazo poco afortunado al balón, que llegó a la cabeza de otro alavesista, la del capitán Manu García, que aprovechó para remachar a la red. Insisto, no estuvo acertado el gran cancerbero madridista y, lo que es peor, en una de sus grandes cualidades como es el juego aéreo.

Fallos en cadena

Dicho esto en la parte de culpabilidad de Courtois, hubo más fallos en cadena. Odriozola, que fue de los pocos que se salvó, no puede estar marcando a Sobrino, jugador que le saca dos cabezas. Además, todos estuvieron ahí poco agresivos para defender esta última jugada del encuentro que resultó letal y que supuso el segundo triunfo alavesista en su estadio (el anterior fue en 1931, ya ha llovido). Pero pese a todo, quiero enviar un mensaje de tranquilidad a la parroquia madridista. Ese equipo siempre vuelve y, lo que es más importante, está en constante evolución y se activa cuando hay que disputar los títulos. Lo que sí tengo claro es que sigue vivo en todas las competiciones, pero hay que espabilar. Y ya.