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Roglic manda un mensaje a Pogacar antes del Tour

Ha ganado el Dauphiné con una superioridad aplastante En la última etapa entró de la mano con su compañero Vingegaard, segundo en la general

Roglic entra de la mano con Vingegaard
Roglic entra de la mano con VingegaardLa Razón

Desde que Primoz Roglic perdió el Tour 2020 en aquella cronoescalada que terminaba en la Planche des Belles Filles, la carrera francesa y su compatriota Tadej Pogacar son sus únicas obsesiones. Aquel día Roglic llegó a meta desencajado, con el casco descolocado y el aire de sufrimiento del que sabe que está perdiendo una carrera que creía ganada.

Esa derrota le sirvió para buscar la victoria con más fuerza en cada carrera. El Dauphiné es sólo un ejemplo más. Después de conseguir el liderato con una facilidad insultante en la etapa del sábado que ganó el español Carlos Verona, repitió exhibición en la jornada del domingo. Pero esta vez acompañado por Jonas Vingegaard, compañero suyo en el Jumbo Visma y heredero del segundo escalón del podio en la pasada edición del Tour.

«Teníamos el plan de que yo atacara y él me siguiera, para tratar de dejar atrás a todos. Podemos estar muy contentos», explicaba Vingegaard tras la etapa.

Entraron juntos en meta, de la mano, aunque Roglic cedió la victoria de etapa al danés. Una imagen que recordaba aquella de Bernard Hinault y Greg Lemond en la etapa de Alpe d’Huez en el Tour de 1986. Era Hinault el que levantaba la mano de su heredero, asumiendo una derrota que le había costado digerir.

Esa estampa de Roglic y Vingegaard de la mano es un golpe de autoridad del Jumbo-Visma y de su líder. Un mensaje que sólo tiene un destinatario, Pogacar. Porque desde que perdió aquel Tour Roglic compite en cada carrera contra sí mismo y contra Pogacar. Para demostrar a los dos que puede ganar el Tour.

Porque Roglic ya lo ha conseguido casi todo. Ha ganado tres veces la Vuelta de manera consecutiva y un oro olímpico contrarreloj. El Giro se le resistió en 2019, cuando era el favorito y acabó tercero. Pero la carrera italiana ya no es su preocupación. Roglic vive para el Tour. Y si no fuera porque su compatriota lo ha ganado en las dos últimas ediciones sería el favorito para este año.

De sus ganas de ganar da muestra el viaje del año pasado, apenas dos días después de ganar la Vuelta al País Vasco, para reconocer las dos etapas contrarreloj del Tour. Su gran fortaleza –no hay mejor contrarrelojista en el mundo– se convirtió en su gran debilidad en la edición de 2020 y no quería que se volviera a repetir. No le sirvió de mucho porque tuvo que abandonar en la novena etapa después de no poder recuperarse de las lesiones sufridas por una caída en la tercera. Este año quiere llegar en su mejor momento y ya ha mandado un mensaje a Pogacar.