Tour de Francia

Tour de Francia

Nairo se lleva la primera cornada

El colombiano allana el camino de Landa al frente del Movistar al perder más de un minuto por una caída. Froome también se fue al suelo y cedió 50 segundos.

Fernando Gaviria cruza la línea de meta tras ganar la primera etapa del Tour de Francia. (AP Photo/Peter Dejong)
Fernando Gaviria cruza la línea de meta tras ganar la primera etapa del Tour de Francia. (AP Photo/Peter Dejong)larazon

El colombiano allana el camino de Landa al frente del Movistar al perder más de un minuto por una caída. Froome también se fue al suelo y cedió 50 segundos.

Ayer era 7 de julio. San Fermín. Y como manda la tradición, el Movistar, antes Caisse d’epargne, antes Banesto, antes Reynolds y siempre Abarca Sports, la sociedad propiedad de Echávarri primero y ahora de Eusebio Unzué, apareció en la salida de la etapa con los «pañuelicos» rojos al cuello. Directores, corredores y auxiliares. Todos, sin excepción. Los grandes jefazos también. Ayer, 7 de julio comenzaba el Tour en Noirmoutier, provincia de la Vendée. Lo hizo con una etapa llana. Extraño. Las grandes vueltas están acostumbradas a dar su pistoletazo de salida con una crono. Individual o por equipos. Las cabras, los jerseys aerodinámicos y las ruedas lenticulares desfilan antes que nadie.

Esta vez no. Etapa llana y larga. Peligro. Eso significan nervios. Nadie quiere caerse, todos los líderes y sus jefes de filas quieren pasar esas temidas jornadas en la parte delantera, para evitar las caídas. El problema es que lo quieren todos. Y la carretera, por mucho que se haya reducido en un corredor por equipo las alineaciones, no da para tantos. La consecuencia es clara. Caídas.

Cornadas. Claro, ayer era San Fermín, mañana de primer encierro. Nervios y emoción por igual. El Tour también madrugó un poco más de la cuenta ayer. El fútbol manda y cuando hay Mundial, más. Antes del primer partido de cuartos de final, el pelotón ya había cruzado la primera meta del Tour. Todos, incluso Nairo Quintana y Chris Froome. A los dos los asestó un golpe en el primer asalto la carrera. El Tour es un toro. Cada etapa, un encierro. Una trampa.

La de ayer estaba escondida en la parte final. Carreteras estrechas y sinuosas, Una Estafeta en toda regla. El primero en besar el suelo esta edición fue Lawson Craddock, un anónimo dorsal del Education First, el equipo de Rigoberto Urán. Su estrepitosa caída no pudo con su ilusión. Así es el Tour, como un encierro de San Fermín. Puedes verte corneado y en el suelo, pero la emoción de estar ahí, puede con todo para volver a la bicicleta y seguir pedaleando. Eso hizo Craddock, con una brecha en la cara que no paraba de manar sangre. A borbotones. Pero acabó la etapa.

Cuando Ledanois, Cousin y Offredo fueron neutralizados por el pelotón tras su larga fuga, el aire dentro del pelotón ya se podía cortar con cuchillo. A 10 kilómetros, Arnaud Demare, el sueño de Francia para los esprints, hizo el afilador con un compañero y cayó. Eliminado. Uno menos. Bastaba poco, algo así, para destapar la caja de Pandora. El pelotón se rompió en mil pedazos. Pero aún así, la tensión no disminuyó.

La pagó cara Froome, que también se marchó despedido fuera del asfalto. Corte y caída. A remontar. Pero apenas quedaban cinco kilómetros ya de etapa, imposible recortar tiempo en tan poco espacio. 50 segundos le cayeron en meta. Un poco más adelante, la desgracia le cayó a Nairo Quintana. Apenas a 600 metros de la pancarta de los tres últimos kilómetros, la que libra de penalizaciones de tiempo. «He pillado un bordillo y tenía las dos ruedas rotas. No podía seguir de ese modo», contó el colombiano. Rojas, quien tenía que dejarle su bici en caso de avería, venía cortado. «Así son las cosas», se lamentaba Nairo. Ya tiene 1’15’’ perdido respecto a su compatriota Fernando Gaviria, primer Tour y primera victoria y amarillo. Y respecto a Mikel Landa. «Es una catástrofe», se lamentaba el alavés. Corneado por asta de Tour.