Tour de Francia

Ciclismo

La revancha de Sagan

Un año después de que el Tour le expulsase, el campeón del mundo se lleva la segunda etapa y es el nuevo líder. Luis León Sánchez se cayó y es el primer abandono de la carrera.

Peter Sagan celebra una victoria de etapa en el Tour
Peter Sagan celebra una victoria de etapa en el Tourlarazon

Un año después de que el Tour le expulsase, el campeón del mundo se lleva la segunda etapa y es el nuevo líder. Luis León Sánchez se cayó y es el primer abandono de la carrera.

Hace ahora justo un año, Peter Sagan ya se encontraba rumiando su rabia en casa. Su Tour de Francia duró cuatro días, los mismos que tardó la ronda gala en expulsarle. En esa cuarta etapa, la joya eslovaca, el ciclista más brillante del pelotón y uno de los hombres con más peso dentro del grupo realizó una maniobra que los jueces de la carrera consideraron muy peligrosa.

En pleno esprint, se desvió hacia las vallas, viniendo a su rueda Mark Cavendish, que acabó por los suelos. Más por la caída aparatosa del corredor británico que otra cosa, a Sagan lo descalificaron. Castigado. El último de la etapa. Pero no quedó ahí la cosa. Unas horas después, tras una reunión del jurado, decidieron, además, expulsarle. Fuera. A casa. Un año ha tenido que pasar para que se tome su revancha. La venganza siempre es un plato que se sirve frío.

Sagan, volcánico cuando se sube a la bicicleta y sobre todo cuando llega a un esprint, ha aprendido con los años a ser más comedido. Es lo que tiene la edad. Ahora, además, es padre. Eso calma. Esa tarde de su expulsión, su gente más cercana le recomendó guardar silencio. Estuvo a punto de explotar. Todo llega, le dijeron. Tranquilo. Pero a él le habían sacado del Tour, con una sola victoria de etapa –la que había conseguido el día anterior– y sin posibilidad alguna de luchar por el quinto maillot verde de la regularidad. Silencio. A callar.

Así estaba dispuesto su equipo, el Bora Hansgrohe, a llegar hasta el final. Antes de la vista en el Tribunal de Arbitraje Deportivo, la escuadra del campeón del mundo y la Unión Ciclista Internacional llegaron a un acuerdo. La UCI reconoció que la expulsión no fue justa. Sagan había ganado. Pero se había quedado sin correr ese Tour. El daño ya era irreparable.

No importa, el Tour llega todos los años. Ya está aquí de nuevo. Y ahí está Sagan de nuevo. Apenas le ha costado tomarse la revancha por sí mismo. En la Roche sur Yon, solo Colbrelli le discutió la llegada. Pero tampoco el italiano pudo con él. Ellos dos y un puñado de ciclistas más llegaron a la meta en cabeza. Entre ellos, Alejandro Valverde. Otra montonera más en los últimos kilómetros.

El murciano fue séptimo ayer en este Tour que es el primero con la reducción de ciclistas en el pelotón. De nueve en cada equipo, a ocho. Un corredor menos por escuadra, dice la UCI, significa mayor seguridad en las carreteras porque hay más espacio. Los ciclistas defienden lo contrario. Bien puede decirlo Valverde. Él ha vivido la transformación, internacionalización y crecimiento del ciclismo. Más de una década corriendo el Tour. «La reducción de corredores es una tontería –defiende el murciano–, las caídas se producen por la velocidad y la tensión».

Él libró el suelo y el corte, al contrario que Landa y Quintana. Retrasados. Frenados. Pero como la caída fue en los últimos tres kilómetros, los tiempos no contaron. Peor parado terminó Luis León Sánchez, otra fuerte caída y el codo y cuatro costillas machacadas. A casa en la segunda etapa. Rabia. «La caída de Luisle es una putada», dice su compañero Omar Fraile.

De ella se desquitó Peter Sagan en la Roche sur Yon. Hoy saldrá de amarillo líder, jersey que ha arrebatado a Gaviria, que también se vio cortado por el incidente final. Por debajo llevará el maillot verde de la clasificación de la regularidad, que también comanda, y los maillots arco iris y de campeón de Eslovaquia. Son las capas de un talento.