Operación Puerto
¿Qué es un riñón?
Las dudas sobre la definición de sangre conduce a preguntas extrañas en el juicio de la «operación Puerto»
Las dudas sobre la definición de sangre conduce a preguntas extrañas en el juicio de la «operación Puerto»
«¿Un riñón es un medicamento?». La pregunta del abogado de Vicente Belda e Ignacio Labarta parece extraña, como muchas cosas en el juicio por la «operación Puerto», pero está justificada. ¿La sangre es un medicamento? Si la respuesta es que sí, el proceso tiene sentido. Si no, bastante menos. Un riñón no es un medicamento. Tampoco la sangre, según la Agencia Española del Medicamento. Eso explicó ayer Antonio Rico Revuelta, el perito propuesto por la defensa de Eufemiano Fuentes.
Rico Revuelta era un amigo, el jefe de Eufemiano Fuentes en el centro de salud de Las Palmas, donde se reincorporó a la vida civil después. Pero las evidencias le pudieron. Su voz se fue apagando a medida que avanzaba el interrogatorio de las acusaciones. Especialmente el de la abogada del Estado. El hilo de voz que le quedaba fue suficiente para reconocer que en los métodos del doctor Fuentes había alguna irregularidad médica. «Los métodos del doctor Fuentes cumplían todas las normativas médicas, pero quizá no las administrativas», había reconocido poco antes. Pero en el proceso de extracción de sangre, Eufemiano no hacía analíticas para detectar posibles infecciones, ni se especificaba el grupo sanguíneo del «donante» ni se registraba por escrito el consentimiento del propietario de la sangre. Las infracciones administrativas no las discutía. El «centro de transfusiones» de Eufemiano Fuentes no tenía permiso de la autoridad competente, en este caso la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad. «Se lo hubieran concedido si lo hubiera solicitado», aventura el perito Rico Revuelta, que reconoció que no es hematólogo y que no tiene relación médica con la sangre desde 1993, cuando abandonó el Banco de Sangre de la Cruz Roja en Las Palmas. Aseguró también el perito escogido por Eufemiano Fuentes para defenderse que no hubiera escogido una habitación de hotel para hacer transfusiones «por estética».
La intervención de Rico Revuelta, la más larga desde que comenzó el juicio, casi seis horas, no terminó siendo demasiado favorable para el principal imputado. Reconoció que se había equivocado en su informe al asegurar que los arcones de congelación donde el doctor Fuentes y Merino Batres guardaban la sangre extraída a sus clientes tenían un sistema para asegurar que no se rompía la cadena del frío. «Me equivoqué», dijo al comprobar que los manuales de los frigoríficos reconocían la posibilidad de instalar un sistema de alerta y control para mantener la temperatura de la sangre estable.
Eufemiano Fuentes intentó dar la vuelta a la situación con los papeles que pasaba a los abogados y que esta vez no llegaban al suyo sino al de Belda y Labarta. Pero el perito ya estaba agotado para entonces.
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