Vuelta a España

Marc Soler gana en Bilbao y acaba con dos años sin victorias españolas

El último triunfo había sido el de Ion Izagirre en Formigal en la Vuelta de 2020. 121 etapas de sequía ha sufrido el ciclismo español

Marc Soler, del equipo UAE, entra vencedor en la meta de Bilbao
Marc Soler, del equipo UAE, entra vencedor en la meta de BilbaoJavier LizónAgencia EFE

A Marc Soler le dio tiempo a mirar atrás, ver que no le iban a coger y llevarse el pulgar a la boca para celebrar su victoria y dedicársela a su hijo. Le sobraron cuatro angustiosos segundos para festejar la primera victoria de un ciclista español en una grande en los dos últimos años. Desde que Ion Izagirre se impuso en la meta de Formigal en la sexta etapa de la Vuelta de 2020 ningún español había conseguido levantar los brazos en una grande.

El penúltimo también había sido Marc, en la segunda etapa de aquella edición marcada por la pandemia. Y lo hizo en una etapa parecida a ésta de Bilbao. Soler se marchó en la última subida al puerto de El Vivero cuando llevaba por delante a Jake Stewart, el corredor del Groupama Fdj. Cuando llegó a su altura lo pasó sin mirar atrás. No quería más peso el corredor del UAE. Y continuó hacia Bilbao convencido de su victoria.

No dudó cuando los perseguidores le recortaban los segundos de ventaja. Bajaba hasta siete la diferencia cuando los de atrás comenzaron a no entenderse, a no querer trabajar para que el triunfo lo disfrutaran otros. Y Marc, a lo suyo, con la cabeza metida en el manillar, seguía caminando hacia la meta. Sin mirar atrás. Sólo lo hizo cuando ya sentía que el triunfo era suyo. Era una mirada de confirmación, como el que comprueba otra vez que ha cerrado bien la puerta de casa antes de salir. Estaban suficientemente lejos, podía levantar los brazos y sentirse feliz.

Habían pasado 121 etapas desde el último triunfo español en una grande. 117 desde la victoria de Marc en Lecumberri. Como ahora en El Vivero, se marchó en la subida a San Miguel de Aralar. Entonces con la idea de preparar la llegada a Valverde, ahora con la de pensar en su propio triunfo. Aunque para él ha sido muy diferente. «Vengo de un año un poco duro por las lesiones. Tenía algo clavado, estoy muy contento y esto me da ganas de seguir», reconoce Marc.

El año pasado tuvo que abandonar en el Giro por una caída, también en el Tour, donde se rompió los dos brazos. Y este año en el Tour, su primera grande para el UAE, se marchó enfermo y solo, después de pelear, y perder, contra el cierre de control. Tenía cuentas pendientes consigo mismo y con el ciclismo. Y se ha liberado de ellas con esta victoria. «La alegría es por todo el trabajo que hay detrás, por el sufrimiento de mi mujer y de mi hijo. No habían salido bien las cosas este último año y medio, la caída en el Tour, la retirada este año. Y no me olvido del Giro», dice.

Ya no corre para el Movistar, el equipo en el que dio sus primeros pasos como profesional. Ahora pertenece al UAE, el equipo de Matxin y, sobre todo, de Pogacar, que le ha entregado el primer dorsal de su formación en esta carrera, pero sin la presión de ser el heredero de nadie.

Soler corre para su gloria y para la de su equipo, que ha confiado en él después de unos años difíciles en Movistar. Después de que ganara la París-Niza en 2018 se pensaba en él como el nuevo Indurain, un ciclista grande y pesado capaz de superar la montaña y luchar, quizá, por la victoria en las grandes vueltas. La carrera francesa había sido la primera gran victoria de Miguel que, como Marc, también había ganado el Tour del Porvenir.

Un año antes de aquel triunfo había ayudado a Valverde a ganar la Volta a Cataluña y, además, fue tercero en la general. Pero la carrera de Marc fue por otro camino. Obligado a trabajar para sus líderes, primero Nairo Quintana y Alejandro Valverde; después, Enric Mas. Al término de su contrato, Soler prefirió emigrar al UAE.

Todo eso no merma su agradecimiento al equipo telefónico. El último bidón de agua que recibió en carrera se lo dio el coche de Movistar. «Ha habido un momento en que el grupo se ha roto en la subida a El Vierro. Íbamos ocho o diez, no teníamos el coche, he pedido agua y se han acercado ellos –Patxi Vila y Pablo Lastras– y me han dado un bidón», explica Marc.

«Movistar me dio la oportunidad, me dejó ser el corredor que soy ahora. Al final de equis años uno necesita un cambio, sólo puedo estar agradecido. Con este cambio tengo nuevos retos, estoy muy agradecido y muy contento por la confianza que me han dado», dice.

Cuando llegó al UAE, Matxin, el director, le dijo que lo quería para trabajar para Pogacar, pero que tendría sus oportunidades. En la Vuelta le han entregado el primer dorsal del equipo y ha respondido a la confianza con esta victoria en Bilbao después de 121 etapas de sequía.