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El Chiringuito de Pedrerol: Messi vuelve a sonreír

Con Argentina es feliz, celebra los goles y hasta canta. Está a dos pasos de su sueño: ganar el Mundial y alcanzar a Maradona

El Chiringuito de Pedrerol: Messi vuelve a sonreír
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Messi es otro con Argentina. No es ninguna sorpresa. Leo se estaba reservando para el Mundial.

Messi es otro con Argentina. No es ninguna sorpresa. Leo se estaba reservando para el Mundial. Ya lo sospechamos durante la temporada, cuando le veíamos caminando en algunas jugadas de ataque o quedarse quieto cuando el Barça perdía el balón. Hasta Pinto corrió casi lo mismo que él en cuartos de «Champions» contra el Atlético de Madrid. Su gran objetivo esta campaña era y es llevar a la Albiceleste a conquistar el tercer Campeonato del Mundo de su historia. Y nada menos que en Maracaná. Tocar el cielo del fútbol 28 años después de que lo hiciera Maradona. Convertirse en el nuevo «Messías» del fútbol argentino.

Un jugador nuevo con su país

Con su país, a Messi se le ve feliz. Es un nuevo Leo desde nada más llegar a la concentración, justo después de soltar esta bomba: «Si no me quieren en Barcelona o dudan de mí, no tengo problemas en irme». Desde entonces, se le ve a todas horas esa sonrisa que no ha enseñado durante la temporada. Se le ve eufórico con la grada. Se le ve hasta cantar con sus compañeros. Se le ve celebrando sus goles con rabia. Y también los de su equipo. Definitivamente, se ve a un futbolista totalmente cambiado. Y hasta se le puede entender.

Su gran sueño

Leo está a sólo dos pasos de conseguir su gran sueño: ganar el Mundial con Argentina. Muchos le recuerdan que nunca será el mejor jugador de la historia si no levanta la Copa más importante, y está empeñado en conseguirlo. Pero también hay en juego un sentimiento por hacer más grande a su país. Messi sueña con completar su palmarés con el único título que le falta, con tener el cariño de todos sus compatriotas, con alcanzar a Maradona y dar carpetazo de una vez a las eternas comparaciones. El Campeonato del Mundo lo es todo para él.

El barcelonismo, molesto...

Pero hay que ponerse también en la piel del barcelonismo. De los aficionados que hace muy poco disfrutaban del mejor Messi vistiendo los colores del club que le paga y que también le ha formado. Los culés miran con recelo a este jugador alegre y entregado, que ahora sí deja todo lo que tiene en el campo. Y que lo vive fuera de él. Es otro futbolista, tanto en sus gestos como en la cancha, con el balón. Es verdad que no es aquel súper «crack», imparable con Guardiola, un genio al que puede que no volvamos a ver a ese nivel. Pero está enchufado. Ha metido una marcha más. Se ha puesto en modo capitán. Y ha resuelto partidos complicados en este campeonato con sus cuatro goles y su asistencia a Di María. Hasta es capaz de bajar a defender.

Le quieren ver campeón

«La Pulga» tuvo mucha culpa en el absoluto fracaso que ha sido la temporada del Barcelona. Pero la afición azulgrana aún tiene motivos para ser optimista. Todavía puede ver el vaso medio lleno. Un Messi campeón del mundo sería la próxima campaña un Messi liberado de toda presión. Un jugador totalmente renovado, contento, ilusionado, de nuevo con los cinco sentidos puestos en su club. El Barça le necesita.