Mundial 2014

El Chiringuito de Pedrerol: Obsesionados con Mou

El Chiringuito de Pedrerol: Obsesionados con Mou
El Chiringuito de Pedrerol: Obsesionados con Moularazon

A Mourinho siguen sin perdonarle que acabara con el mejor Barça de la historia. Sólo por dar su opinión sobre el mordisco de Luis Suárez ya le ha caído encima toda la prensa de la Ciudad Condal.

A Mourinho siguen sin perdonarle que acabara con el mejor Barça de la historia. Sólo por dar su opinión sobre el mordisco de Luis Suárez a Chiellini ya le ha caído encima toda la prensa de la Ciudad Condal. Él suele ser políticamente incorrecto y provocador. No engaña a nadie. Pero lo que dijo esta vez es una obviedad. Salvo que haya cuentas pendientes, a sus palabras no se les puede sacar punta: «Existen límites que los jugadores tienen que manejar y controlar», aseguró Mou. Ése ha sido su pecado. Decir, con los antecedentes que tiene, que Luis Suárez debe controlarse. Lo que pasa es que Mou, justo después, hizo esta autocrítica: «Yo mismo he cometido también algunos errores a nivel disciplinario. Cuando alguna vez pasamos estos límites, tenemos que reflexionar, controlar las emociones y educarnos a nosotros mismos». Pero claro, esa segunda parte del discurso no interesa.

Las verdades ofenden

Ha sido un incordio para muchos, porque las verdades ofenden y Mou se callaba pocas. Molestó que terminara con la hegemonía azulgrana en el césped. Que denunciara el teatro. Que destapara la cara desconocida de Guardiola. Que demostrara que el toquecito no era la única manera de jugar. Mou no sólo puso la primera piedra del fin de ciclo del Barça, sino que también dejó a muchos retratados. Y le están esperando. Ayer se le calificó en la prensa de Barcelona como «hipócrita», «ruin», «sinvergüenza», «manipulador», «destructivo», «tragicómico», «repelente», «catedrático en ética futbolística» y, por supuesto, se hicieron referencias a su agresión al malogrado Tito Vilanova. ¡Todo el día hablando de valores y qué difícil es predicar con el ejemplo! En cuanto aparece la menor ocasión, aprovechan para desempolvar un desafortunado incidente que él mismo (y además el primero) reconoció como un error. Lo mismo que ha hecho tras valorar el mordisco de Suárez.

No se aplauden sus aciertos

En Madrid tampoco cae precisamente bien. Que se cargara a Valdano y a Casillas le creó muchos enemigos de por vida. Todos siguen también esperando cualquier desliz para hincarle el diente. Pero durante este Mundial sólo han podido responderle con silencio. Sus comentarios sobre el juego de la Selección española no fueron destructivos, como alguno habría deseado. Fueron impecables. Ejemplares. Muy técnicos, explicando lo que le ha pasado a España en el campo. Y hasta cariñosos con dos personas con las que a nadie escapa que no se lleva bien: Del Bosque y el propio Iker. Por supuesto, casi nadie ha aplaudido aquí esas declaraciones. Nunca se le han reconocido sus aciertos.

Me aburren

Los que critican a Mourinho por sistema me aburren. Tienen que pasar página y seguir adelante. Hay que evitar las obsesiones. En la vida y en el periodismo. Informar y opinar sin miedos ni ataduras, pero también sin manías persecutorias ni fobias personales. Que se olviden ya de Mourinho. Ya está fuera de España, donde muchos le querían. ¿No es suficiente? Que no le quiten también el derecho a hablar. Y si quieren darle palos, al menos que tengan en cuenta todas sus palabras. No sólo las que más convengan. Porque manipular es fácil. Y aún más fácil es criticar a quien ya sabes que no te va a contestar.