Córdoba
El Chiringuito de Pedrerol: Por lo civil o lo criminal
Cristiano se equivocó, pero en cada partido sufre agresiones y provocaciones. Detengamos a los violentos de verdad.
H ay una imagen demoledora. Se produjo justo antes de la agresión a Edimar que le costó la expulsión a Cristiano Ronaldo: el agredido y Crespo agarran al portugués en un penalti de libro. Es el penalti de los penaltis. Así es como persiguen a Cristiano Ronaldo. Así es como le marcan. Así tratan de impedir que marque. Así es como le intentan parar. Así... en el mejor de los casos. Porque cuando no pueden hacerlo con aparatosos agarrones, lo hacen por las malas.
Un calvario en cada partido
Por lo civil o por lo criminal. Se lo exigía Luis Aragonés a sus defensas para anular al delantero rival. Cristiano conoce el método a la perfección: le dejan los tacos, le parten la cara, le buscan el tobillo, le persiguen una y otra vez. El portugués tiene que pasar por las manos de los fisioterapeutas del Real Madrid después de cada partido porque acaba con las piernas machacadas. Sufre un auténtico calvario en cada duelo. Sobre todo cuando se encuentra con árbitros más pendientes de la tontería y de la palabra altisonante que de cortar de raíz el juego violento.
Estalló el sábado
Cristiano estalló el sábado en el Nuevo Arcángel de Córdoba. No aguantó más. Y se equivocó. No puede tomarse la justicia por su mano ni dejar a su equipo con un jugador menos en el campo sin necesidad. Cometió un error. Y no le disculpo, pero le entiendo. No debió hacer lo que hizo, pero le comprendo. Fue la reacción de la impotencia. La del que ya no puede más. La respuesta del que está harto de sufrir agresiones y provocaciones en cada partido, tanto en el campo como desde la grada. Cristiano pagó todo esto el pasado sábado con Edimar, pero en realidad les dijo «hasta aquí hemos llegado» a muchos otros.
Le esperan los de siempre
El «crack» portugués merece un castigo por lo que hizo. Es indudable. Pero no la injusta campaña que está sufriendo. Un asedio terrible, inhumano, desproporcionado e interesado. Cuánto rencor. Cuánta rabia. Cuánta envidia. Los de siempre están esperándole. Acechan hasta que comete el más mínimo error y se lanzan sobre él. Hace una semana, Messi mereció la expulsión ante el Atlético de Madrid en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey y no se montó tanto lío. Pudo lesionar a un rival, pero se quedó en nada.
Arrepentido
Cristianó se equivocó. Está arrepentido, y por eso no tardó ni una hora en pedir perdón a través de las redes sociales. Así que basta de persecuciones al futbolista portugués. Cumplirá los dos partidos y punto. Hay que protegerle. Incluso desde el propio Real Madrid. Que salga Carlo Ancelotti y defienda a su gran estrella. Cristianó actuó mal, sí. Pero no es ningún criminal. No puede estar siempre poniendo buena cara y sonriendo pase lo que pase. Paremos a todos esos que ponen en peligro a los futbolistas con entradas peligrosas y agresiones salvajes. Denunciemos a aquellos que machacan a nuestras estrellas. Cuidemos a los que dan espectáculo. Detengamos a los violentos de verdad.
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