Real Madrid
El «efecto Ramos»
Su regreso anima al resto. Es quien más faltas hace y de los que más tienen el balón durante los partidos
Salió Sergio Ramos ante la prensa el día antes de la final de Lisboa junto a Iker Casillas y mientras el portero se movió entre las líneas habituales de su discurso, discreto y coherente, Sergio pidió que se valorara el esfuerzo del Real Madrid, el trabajo de los blancos para llegar a ese partido, que parece, dijo, que sólo trabaja un equipo. Salió también el central andaluz a hablar con la Prensa antes de la final del Mundialito, el pasado diciembre. La discusión de ese día era si el Papa iba a ir con San Lorenzo, equipo del que es hincha. Ramos zanjó el debate: «Dios», aseguró «es del Real Madrid». Y como sucedió en la final de la «Champions» marcó el gol que llevó al Madrid al título. «Desde que llegó siempre ha tenido mucho calado en el grupo», asegura Paco Pavón, ex central del Madrid, a quien Sergio Ramos sustituyó en su estreno como futbolista blanco. «Los que están en el vestuario se fijan en él. Aunque hablen varios futbolistas, no es el mismo el caso que se hace a uno o a otro», explica a este periódico. Y por eso hace de capitán, aunque sea Iker Casillas quien lleve el brazalete.
Ramos era un jovencito que llegó del Sevilla con sólo 19 años y siendo lateral derecho. «Enseguida hizo piña, tenía mucho descaro», continúa recordando Pavón. Mañana, contra el Barcelona, en el Camp Nou, con 28 años, de central, es la pieza clave en el Real Madrid. «Nos da carácter y personalidad», dice Ancelotti, que ha visto que sin él el equipo se dejaba llevar sin que nadie, sobre el campo, diese una voz. A Kroos se le ve gesticular con los defensas, pero tímidamente. Ronaldo está a sus cosas y a sus guerras para ser un líder; Casillas pilla muy lejos de todo. Sin el andaluz, falta alguien que dé un golpe en la mesa. «Yo creo que ahora mismo su peso en el vestuario ha superado al que tenían los veteranos que él respetaba cuando llegó», dice Pavón. En el club hablan del «efecto Ramos y Modric», que ha cambiado el ánimo de todos y ha devuelto parte de la confianza perdida.
El central volvió a jugar contra el Levante, después de un mes lesionado, y fue el futbolista del Madrid que más posesión tuvo de la pelota. Más que Modric, el gran protagonista ese día. Jugó para tener minutos y llegar más o menos bien al clásico. La última vez que Ramos estuvo en el Camp Nou, empezó de mediocentro. En el descanso, Ancelotti deshizo ese plan, aunque nada más acabar el partido defendió su planteamiento: «No creo que me equivocara. Es verdad que no ha jugado conmigo en esta posición. Antes de tomar la decisión he hablado con él. Él estaba contento, ilusionado de jugar en esta posición, creo que el partido no fue tan malo». Pero meses más tarde, rectificó: «No tenía a Xabi, Illarramendi aún... Sergio estaba contento cuando se lo dije, pero sí, fue un error».
Desde entonces, cada vez que se enfrenta al Barcelona, Ancelotti evita sorpresas y va con lo más habitual. Ramos va a ser central junto a Pepe y entre ambos tienen que subir la línea del equipo, que los once jueguen más juntos y sin partirse, como ha ido ocurriendo los últimos meses. El andaluz se lesionó contra el Sevilla, días antes del Calderón, y aunque el entrenador del Madrid quiso ser optimista y vendió que el entusiasmo de Varane y Nacho podía sustituir la experiencia de los dos centrales titulares, las cosas no salieron como se imaginaba el italiano.
Ramos es el futbolista del Madrid que más balones roba, el que más faltas comete y el cuarto jugador (después de Kroos, Isco y Marcelo) que más pases da. Y, sobre todo, es el primero a la hora de gritar a sus compañeros. Cuando Ronaldo se enfada y pide a los demás que le pasen o que se vayan arriba, casi todos bajan la cabeza y se van. A Sergio se le ha visto discutir varias veces con su amigo portugués. Al igual que ahora está distante con la directiva del club por su renovación. Desde ambos lados se reprochan filtrar sus intereses. Ramos quiere cobrar más y el club, que no se le descuadren los presupuestos. Se han dado un tiempo para no contaminar el ambiente, para ir al Camp Nou a hacer frente al líder y recuperar el carácter perdido.