Tour de Francia
El Tour más abierto que nunca
Froome, sin victorias en 2017, y Quintana, que corrió el Giro, no son los únicos favoritos. Porte, Bardet, Chaves y Contador prometen batalla
Froome, sin victorias en 2017, y Quintana, que corrió el Giro, no son los únicos favoritos. Porte, Bardet, Chaves y Contador prometen batalla.
El Tour es cuestión de épocas. De eras. Como fueron las de Hinault, Merckx, Anquetil o Indurain, la edad moderna tuvo que soportar a Lance Armstrong durante siete años. Después llegó la época de la igualdad, la de las grandes quinielas hasta que el Sky marcó su supremacía, primero con Wiggins y desde hace cuatro años, cuando se vistió por primera vez de amarillo en los Campos Elíseos en el 2013, con Chris Froome. Ahora, el Tour no sabe si anda absorbido por esa era, la del keniata con pasaporte inglés o si ha llegado la hora de terminar con su poderío. Pero lo que está claro es que ha diseñado un recorrido para que suceda más bien lo segundo.
La tendencia de reducir los kilómetros contrarreloj que la ronda gala viene aplicando en los últimos años se manifiesta más que nunca en la carrera que hoy da comienzo. Tan solo 36 kilómetros, repartidos en la etapa de hoy, la inaugural, es decir, que son 14 intrascendentes, y los 22 de la última jornada previa al paseo por la bella París. En medio, tres semanas con un recorrido que cada vez vira más a las etapas cortas y explosivas, al estilo de la Vuelta, quién iba a decírselo a Prudhomme, dueño y amo del Tour y casi del ciclismo, propietario también de la ronda española. Todo para evitar el férreo control de un equipo, el todopoderoso Sky y de la supremacía de un corredor gracias a las antiguas y eternas cronos, como haría Froome si le dejasen.
Los Alpes serán los grandes protagonistas, previo y breve paso por los Pirineos, el Jura y los Vosgos. La llegada a Foix, con solo 101 kilómetros en las piernas en la jornada 13ª, la escalada al Izoard a dos días de París o la meta de Serre Chevalier, con el Croix de Fer, el Telegraphe y el Galibier un día antes pueden ser los días clave. «Este recorrido invita a movimientos diferentes», dice Contador, que espera «que no sea necesario inventar una hazaña».
El Tour le ha facilitado las cosas a él y a otros peleones como Esteban Chaves, para que su debut sea lo más gustoso posible. Junto a ellos, en la labor de destronar a Froome estará también Nairo Quintana, con el peso del Giro a sus espaldas pero sin miedo: «Me he recuperado bien del esfuerzo, lo acabé en buenas condiciones y llego con buenas piernas para brillar en la montaña». Dice el colombiano que «tendremos que ser atrevidos», invita al ataque, lo que tanto se le pide. «Va a ser un Tour de mucha estrategia pero yo creo en mis posibilidades. Me acompañan la experiencia, la madurez y la ilusión de ganar».
Igual está Richie Porte, que parece más preparado que nunca y con la mayor de las ambiciones vistas en toda su carrera. De los rivales, es el que mejor conoce a Froome. El que mejor sabría cómo batirle. Bastará, eso sí, que tenga las piernas que le faltaron en la última etapa del Dauphine donde se desvaneció. Bastará también que no tengan el ansia de Froome, la primera vez que se presenta a ganar un Tour sin haber sumado ningún triunfo en toda la temporada. «Tengo más hambre que nunca», avisa el africano. Caníbal voraz.
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