El traspaso más largo del mundo

«Estoy a la espera de noticias, igual que vosotros», decía el representante de Andrew Bynum a los periodistas interesados en el traspaso del pívot a cambio de Pau Gasol.

«Estoy a la espera de noticias, igual que vosotros», decía el representante de Andrew Bynum a los periodistas interesados en el traspaso del pívot a cambio de Pau Gasol. Ayer, algunas fuentes lo daban por hecho en la mañana angelina y otras, en cambio, lo negaban de forma tajante. Una situación complicada especialmente para los jugadores, pero a la que el español se ha acostumbrado. Lleva mucho tiempo en la puerta de salida del Staples, conviviendo constantemente con rumores de traspaso. «Ya es algo natural para mí», llegó a admitir, cansado de ser el culpable cada vez que las cosas no iban bien por Los Ángeles. Su traspaso parecía la solución a todos los males y a punto estuvo de llegar en diciembre de 2011, en un intercambio a tres bandas que enviaba a Chris Paul a los Lakers y, a Gasol, a Houston. Por unas horas, el acuerdo estuvo cerrado, pero la NBA lo anuló al considerarlo injusto para Nueva Orleans. «Ha sido una locura, pero me mantengo positivo», tuiteó el de Sant Boi.

Ahora, vuelve a tener la maleta a mano y parece que será por fin el final del traspaso más largo del mundo. Los Lakers están muy cerca de culminar una operación con los Cavaliers para enviar a Pau a Cleveland a cambio de Andrew Bynum, que ya vistió el púrpura y oro de los de California. A última hora de la tarde de ayer en España, las conversaciones estaban abiertas, ya que todo es fácil y a la vez difícil en estos casos. Es sencillo porque las franquicias no necesitan el permiso de los jugadores para diseñar su estrategia. Los pueden enviar donde quieran sin preguntar y en el momento en que lo necesiten. Aunque a la vez es complicado, porque hay que cuadrar los números y asegurarse de que lo recibido está a la altura de aquello de lo que te desprendes.

En eso estaban ayer los Cavs y los Lakers, discutiendo cuestiones económicas y de talento. El adiós de Gasol al Staples permitiría al club ahorrarse los 14,1 millones de euros que cobrará este curso, el último de su contrato, mientras que la llegada de Bynum les vendría bien, ya que sólo tiene garantizados 5 millones de los 11 de su salario, lo único que tendrían que pagar si le despiden antes de mañana. Así liberarían unos 10 millones de masa salarial y podrían, por ejemplo, hacerse con Turkoglu, que acaba de quedarse libre.

Los angelinos son antepenúltimos en la conferencia Oeste y está claro que sólo les interesa el futuro a medio plazo. Ahora mismo es un equipo en ruina, que busca aligerar nóminas y bajar la media de edad de la plantilla. Gasol no entra en sus planes.