
Artes marciales
El empoderamiento de las guerreras de Emei
Las "Emei Kung Fu Girls" están revolucionando las artes marciales chinas desafiando los estereotipos de género

En la serenidad de un remoto templo y bajo la protección del gigantesco Buda Leshan, en el suroeste de China, un grupo de nueve mujeres de la "Generación Z" ejecuta con precisión y elegancia una serie de golpes y técnicas de kungfú que han perfeccionado durante más de una década. Cada movimiento es una manifestación de dedicación y maestría, encarnando la esencia del kungfú Emei. Tradicionalmente percibidas como un bastión masculino, las artes marciales chinas están viendo un giro transformador gracias a estas guerreras que desafían las normas establecidas, elevando la visibilidad de esta disciplina, demostrando que el talento y la pasión no conocen género.
Pocas figuras históricas femeninas chinas son tan emblemáticas como Hua Mulan, la legendaria heroína popular que, disfrazándose de hombre, se alistó en el ejército y luchó valientemente contra los invasores del norte de China. Aunque numerosos historiadores apuntan a que nunca existió y que su historia ha sido alterada a lo largo de los siglos, su legado continúa inspirando a generaciones.
De manera similar, la venerada escuela Emei, enclavada en las majestuosas montañas de Sichuan, ha forjado un camino hacia la inclusión, albergando a un significativo número de mujeres y niñas en sus entrenamientos. Sin embargo, a pesar de su rica historia, su renombre no ha alcanzado las alturas de otras instituciones legendarias como Shaolin. Hoy en día, las "Emei Kung Fu Girls" están desafiando estereotipos y haciendo eco de la valentía de Mulan. Estas jóvenes guerreras son expertas en la técnica del sable y, además, han aprovechado las redes sociales para visibilizar su práctica y romper las barreras de un mundo tradicionalmente masculino.
En el centro de esta tendencia se encuentra Lingyun, una veinteañera cuya destreza y carisma han captado la atención de más de 13 millones de seguidores en las plataformas digitales. Desde que comenzó su entrenamiento con cuatro años, ha practicado intensamente en esta respetada institución, donde se fomenta la participación femenina y se celebra su impacto en el arte marcial.
Este clan dinámico está redefiniendo el kungfú, presentándose como una disciplina de combate y como una forma de expresión personal y cultural. Su estilo, una mezcla de técnica rigurosa y creatividad, desafía los estereotipos de género e inspira a las nuevas generaciones a participar.
En sus vídeos, exhiben sus habilidades con una variada gama de armas tradicionales, que incluyen espadas, tiro con arco, abanicos, sombrillas, pinceles de caligrafía, lanzas y, por supuesto, unas peculiares horquillas, transformando el adorno del cabello en una mortal herramienta de destreza extraordinaria.
Estas talentosas heroínas han revolucionado este arte al incorporar movimientos de danza contemporánea en sus actuaciones, creando un estilo escénico moderno y distintivo que cautiva al público. Sin embargo, a pesar de su enfoque innovador, su esencia permanece profundamente arraigada en la rica herencia de las novelas de artes marciales, un género que entrelaza historia y fantasía.
Un ejemplo emblemático de esta fusión se encuentra en "La Espada Celestial y el Sable del Dragón", una obra maestra del renombrado autor Jin Yong. En esta narrativa, la escuela es presentada como una comunidad predominantemente femenina, donde los hombres adoptan roles secundarios. Este giro narrativo aporta un matiz fascinante a la historia y refleja la realidad de las "Emei Kung Fu Girls", quienes desafían las convenciones tradicionales al reclamar su espacio en este mundo.
En un enclave ancestral de las montañas Emei, en la provincia de Sichuan, se gestó, hace más de 3.000 años, esta forma de kungfú que trasciende la mera técnica corporal. Esta sofisticada técnica, que podría considerarse una fusión entre la profundidad espiritual budista y la armonía taoísta, ofrece una exploración sobre la interacción sutil entre el ser humano y la naturaleza. Aquí, la habilidad de la lucha se transforma en un viaje de autoconocimiento, donde la meditación se entrelaza con la acción, evocando la elevada aspiración china de ser "tan veloz como las nubes, y adaptarse como el agua".
Este kungfú se distingue por su rica herencia cultural y por un enfoque que celebra la fuerza y la flexibilidad. Las practicantes despliegan técnicas de combate eficaces y realizan un despliegue estético que rivaliza con cualquier performance artística digna de un salón de arte contemporáneo. Según datos proporcionados por el gobierno de la ciudad de Emeishan, en la actualidad, esta disciplina alberga 68 estilos y escuelas distintas, junto con un vasto repertorio de 1.093 rutinas a mano desnuda, 518 rutinas con armas, 41 rutinas de práctica en pareja y 276 métodos de entrenamiento complementarios. En 2008, esta modalidad fue honrada con el estatus de patrimonio cultural inmaterial por el gobierno chino.
✕
Accede a tu cuenta para comentar