En busca de la nueva FIFA

Elige a su nuevo presidente en lo que parece una pelea entre Europa y Asia, entre el suizo Gianni Infantino y el jeque de Bahréin Salman Bin Ebrahim Al Khalifa con África como juez.

«Por el juego, por el mundo». Así termina la carta de bienvenida del presidente en funciones de la FIFA, Issa Hayatou, al Congreso Extraordinario que hoy debe elegir al nuevo presidente del fútbol mundial. El juego ha sido un aspecto secundario en los últimos años para la organización, de la que han desaparecido la mayoría de sus eternos dirigentes investigados o detenidos por corrupción. La elección del nuevo presidente aspira a convertirse en el comienzo de una nueva era para la organización que dirige el fútbol mundial a pesar de que el TAS rechazó ayer la petición de Jerome Champagne, uno de los cinco candidatos, de que las cabinas de votación fueran transparentes para evitar manipulaciones y de que hubiera observadores independientes para salvaguardar la integridad del proceso de votación y garantizar el secreto del voto. Sí serán las primeras elecciones en muchos años sin el ex presidente Joseph Blatter, quien ayer, igual que Michel Platini, vio reducida su inhabilitación de ocho a seis años.

«El fútbol tiene que ser lo más importante y en la FIFA se habla de muchas cosas menos de fútbol. Eso tiene que cambiar... Es hora de que el fútbol vuelva a la FIFA. Si yo votara, lo haría por el fútbol y espero que ustedes hagan lo mismo», dijo Gianni Infantino, uno de los favoritos durante el congreso de la UEFA. Infantino, secretario general del organismo europeo durante los últimos años, jugaba en casa, pero todos los candidatos pudieron expresarse.

El principal rival para el «heredero» de Platini es el jeque de Bahréin Salman Bin Ebrahim Al Khalifa, que cuenta con el apoyo de la mayoría de la Confederación Asiática que preside. Al Khalifa recurrió ante el comité ejecutivo de la UEFA al apoyo que prestó a Michel Platini cuando anunció su candidatura a la presidencia de la FIFA para disputar con Infantino la herencia del francés. «Asia fue uno de los primeros continentes que apoyó a Michel [Platini], porque pensábamos que era la persona acertada y es importante que Europa elija a la persona correcta independientemente de su nacionalidad», aseguró. «Soy uno de ustedes. Presidente electo de una federación y presidente de una confederación. También fui jugador, aunque no tan bueno como los que tenemos aquí», aseguró ante un auditorio en el que Villar no es el único ex futbolista de élite que ahora preside la Federación de su país. Allí estaban, por ejemplo, Davor Suker como presidente de la Federación de Croacia, Zbinieg Boniek, presidente de la Federación polaca, y Dejan Savicevic, máximo dirigente del fútbol montenegrino. La candidatura de Al Khalifa ha devorado a la del príncipe jordano Ali Bin Al Hussein, tercer hijo del rey Hussein, que fue el único hombre que se atrevió a competir contra Joseph Blatter en su última reelección. De los otros dos candidatos, el sudafricano Tokyo Sexwale y el francés Jerome Champagne, se espera poco.

La pelea se presenta como un duelo entre Europa y Asia, pero será fundamental el voto africano. Para ganárselo, Infantino promete que el secretario general será africano y aportará cinco millones en los próximos cuatro años a cada Federación para invertir en proyectos de desarrollo. La transparencia es otra preocupación del secretario general de la UEFA. Para ello pretende, entre otras cosas, hacer públicos los ingresos de los directivos. La expansión de la fase final del Mundial, que se ampliaría a 40 selecciones, es otra de las promesas con la que Infantino pretende ganarse a las confederaciones menos favorecidas en el reparto. El jeque Salman Bin Ebrahim Al Khalifa también prevé la creación de una agencia anticorrupción y añade la preocupación por la salud de los futbolistas, con la idea de racionalizar el calendario mundial.

Después de la bienvenida y formalidades varias, el discurso del presidente en funciones, Issa Hayatou, dará comienzo al proceso de elección que concluirá con el nombramiento del nuevo presidente. En la primera vuelta se necesitan dos terceras partes de los votos para ser elegido. En la segunda, hace falta obtener el 51 por ciento de los votos. La última opción es una ronda eliminatoria hasta que se elija sólo entre dos.