Atlético de Madrid
El lado oscuro del Atlético
El examen en Brujas era complicado. Ya lo había anunciado Simeone en la víspera y así resultó. El Atlético lo intentó todo, atacó, defendió, presionó, puso empeño, coraje, pero le faltó fútbol y remate para conseguir su objetivo: ser primero de grupo.
Como el equipo está gafado con las lesiones fue Giménez, que ante el Alavés salió por obligación, quien se cayó de la convocatoria y hubo que llamar de urgencia a Toni Moya. Menos mal que Godín estaba apto y fue Montero el que formó pareja con el uruguayo. Ya se sabe que al equipo rojiblanco le gusta sobreponerse a los contratiempos. Simeone casi nunca se queja y casi siempre sorprende con la alineación. Ayer, la apuesta fue Gelson en el costado mientras Saúl repetía en el lateral izquierdo. Lemar por delante del canterano y un trivote en el centro del campo con Koke, Thomas y Rodrigo. La referencia ofensiva era Griezmann, que no es hombre de área y al Brujas no le resultó complicado controlar y abortar los ataques rojiblancos. Escasos y sin fortuna en el primer tiempo. Griezmann y Gelson fueron los que estuvieron más cerca del gol. El francés, con un buen disparo que desvió el meta Horvath y el portugués, en una llegada que resolvió con pase cuando lo más sencillo era el remate.
La pelea se desarrollaba en el centro del campo. El Brujas es un equipo muy físico, que se desdobla bien y que tiene en la finalización una de sus carencias. Wesley era el más avanzado, el que intentaba encontrar un balón limpio mientras que Denswil probaba fortuna desde lejos. Mucho músculo, poco juego en un primer acto en que el Atlético quiso, pero no pudo.
Después el partido cambió de dirección. Los rojiblancos le dieron el balón al Brujas y preferieron esperar en su campo, unos metros más retrasados en busca del error del rival y de los espacios para filtrar un pase en condiciones. Koke y Thomas no lo consiguieron y fueron los belgas los que tenían la pelota, pero tampoco tenían las ideas suficientes para superar a Godín, Montero o Rodrigo. Por los laterales, Arias y Saúl tampoco sufrían demasiado.
A Simeone se le puede criticar por muchas cosas, pero no por inmovilista. Se pasa el partido dando órdenes, moviendo los peones y buscando las soluciones que a través del juego no llegan, como sucedió anoche. A la hora, Lemar, que cada día justifica menos su fichaje, y Gelson, al que le falta pausa y entender el juego, se fueron al banco para que Vitolo y Correa revitalizaran el ataque. Sin embargo, no había el resultado apetecido y como Griezmann juega mejor con un delantero por delante suyo el que apareció fue Kalinic. Se marchó Thomas, el equipo fue más ofensivo, hubo llegadas de Saúl y Correa, dos disparos de Griezmann y acoso rojiblanco sin premio. Porque el equipo buscó el gol con el corazón más que con las ideas. Era cuestión de llegar a la victoria por cualquier camino, pero no se llegó. Además, el Brujas había avisado con una ocasión muy clara de Peres y el conjunto de Leko peleó hasta el final.
Lo tenía el equipo de Simeone en la mano, dependía de su capacidad para vencer en un campo que parece gafado para la entidad y no pudo. La falta de un lateral izquierdo puro –lo de Saúl es un remedio que no acaba de convencer– y la falta de un delantero de referencia fueron problemas que llevaron al empate. La presencia de Koke, Thomas y Rodrigo no surtió efecto. Faltó dinamismo en la transición, el equipo fue muy previsible y el Brujas siempre tuvo el control. El Atlético apenas atacó, apenas creó peligro y se va de Bélgica sin hacer los deberes. Ser segundos es un riesgo elevado...
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