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Operación Oikos: "Espero que no les pasa nada a los chicos"

Íñigo López, a la salida de los juzgados de Huesca
Íñigo López, a la salida de los juzgados de Huescalarazon

La investigación policial del caso Oikos define a Iñigo López como «intermediador». Esa labor, que consiste en «poner en contacto con los líderes de la organización a equipos susceptibles de ser corrompidos», se manifiesta en las fechas posteriores al amaño fallido del partido Sariñena-Cariñena de la temporada 2017/18. Para cerrar el acuerdo con seis jugadores del Sariñena, Íñigo habla a través de un dispositivo encriptado con Samu Sáiz, que ejerce de intermediario para ponerle en contacto con uno de los futbolistas implicados. Hablan de jugar una partida de «Call of Duty». Es la manera que tienen de llamar al amaño. «Tenemos torneo», dice Samu. Y después entran en detalles sobre las cantidades a percibir para cerrar el acuerdo.

«La inscripción para cada uno de nosotros son 3.500. [...] Y a los novatos, 1.500». «¿Entonces le digo al del aguilar que abra mañana para darnos de desayunar?», pregunta López. Y Samu responde: «Que ponga tres menús a 3.500 y otros tres menús a 1.500». Las cantidades se refieren al dinero que recibirían los jugadores del Sariñena por «arreglar» el resultado. Los tres más veteranos percibirían 3.500 y los más jóvenes, 1.500 cada uno.

Pero el resultado no es el convenido y eso desata la ira de Íñigo López y de Samu Sáiz. «Pero es que no me jodas. Estoy flipando, tío», dice Samu. «Ya, son bobos. Ya se lo dije», responde Íñigo. «Pero son principiantes. Va y no sale. [...] Qué panda de retrasados», escribe Samu. El amaño fallido hace perder 15.000 euros a la organización que según las investigaciones policiales dirigen Raúl Bravo y Aranda. Samu Sáiz paga los 2.500 que le corresponden. A Íñigo le corresponden otros 2.500, pero se hace cargo también de los 10.000 que entienden que deben compensar los jugadores del Sariñena. Samu Sáiz e Íñigo López dudan antes si hacerse cargo de la «deuda» de los futbolistas del Sariñena:

–Íñigo López: Aparte de hablar mañana, ¿qué hacemos con lo del mierda éste? Vamos a arreglar tú y yo. [...] Y nos encargamos cada uno de que nos pague 5.000.

–Samu Sáiz: Que yo pienso que por una parte tienes razón. Pero yo hacerme cargo de esos inútiles que no me van a dar el dinero en la vida. O sea, es perderlo. Perder 7.500 la verdad es que no me apetece, macho.

–S.S. [...] Es que menuda panda de mongolos. Qué puto follón, macho.

López decide hacerse cargo él de los 10.000 euros y que Samu le dé sus 5.000 cuando cobre «alguna prima». «Si tú me dices que espere un mes o dos o cuando cojas algo, yo en ti confío. En el mulato no. Y sigue apretando a ese payaso», le dice. Mulato es el apodo de Carlos Martín Briones, conocido futbolísticamente como Charly, y contacto de Samu Saiz en el Sariñena. Es a través de él como Íñigo López intenta cobrar la deuda que los jugadores del equipo aragonés tienen con la trama. Y para ello no duda en presionarle.

–Mulato: Íñigo, te voy a decir una cosa muy clara –y me arrepiento de lo que hice porque la cagué– igual que se lo dije a Samu. Espero que no le pase nada a los chavales. Que he tenido problemas por esta mierda y no quiero tener ninguno más.

–Íñigo: Es muy fácil. Paga ya. [...] Sois unos niñatos.

–M: Escúchame. No insultes que te dan por culo y no hago nada. Así que tranquilote. A ver si te voy a estar guardando la cara y vas a ir hablando por ahí. Porque te dan por culo y te quedas con el paquete. Que lo sabe la gente ya.

–Í: Que me debes 10.000. Te vas a arrepentir.

Días después vuelven a hablar.

M: Figura, ya está. Comunicado a mi gente que si me pasa cualquier cosa que vaya donde tú vives y todo. Así que si tienes pelotas lo solucionamos tú y yo.

–I: Tú a lo tuyo, payaso. [...] Voy a vender tu deuda. Ahora juegas con dinero de otros. Imbécil.

–M: Vende, vende. Que ya está. Si me pasa cualquier cosa que vayan a por ti directamente.

–Í: [...] Si no cumples te encargas tú de los chavales. Han pasado seis meses y ni un euro he visto. Sólo te digo que me busco la vida y la deuda la vendo. Si quieres arreglarlo empieza a darme algo.

–Í: Ya está hecho. Tengo los datos de los chavales y sé dónde les localizan. Si quieres arreglarlo, está en tu mano.

Después de esa conversación, Charly dice que va a pagar su parte. Pero el equipo en el que juega no le paga. «No tiene un clavel», dice Samu. En la última conversación Íñigo vuelve a reclamarle el dinero. «¿Mis 2.500? Qué cara tienes».