Vela

Florian Trittel y la sensación de ir a 100 km/h en SailGP: "El barco ya volaba, pero me dijeron ‘toca aquí’... Y despegó"

Florian Trittel combina SailGP, la F-1 del mar, con la carrera olímpica: aspira a todo en los Juegos de París en 49er con Diego Botín como pareja. Meditación, delfines, la "mamba mentality" de Kobe Bryant, el miedo... Habla de todo en esta entrevista

Florian Trittel y el equipo español de SailGP
Florian Trittel y el equipo español de SailGPSailGP

Los protagonistas de la imagen que ilustra esta entrevista podrían parecer pilotos de cazas o incluso astronautas... Pero no, son navegantes de SailGP, la denominada Fórmula-1 del mar, donde los catamaranes usan el ala de un avión puesta de forma vertical y llegan a los 100 km/h. Delante de la imagen está Florian Trittel (29 años), uno de los miembros de "Los Gallos", el equipo español. Florian también buscará por otro lado el oro olímpico en los Juegos, en la clase 49er junto con Diego Botín. Acaban de ganar el Trofeo Princesa Sofía y ahora están compitiendo en Hyéres, la última cita antes de París.

¿Cómo empieza a navegar con Diego?

Después de los pasados Juegos de Tokio los dos teníamos claro que queríamos otra campaña olímpica, ambos nos habíamos quedado a las puertas de nuestro objetivo, Diego, que navegaba entonces con Iago [López], quizá más, empataron a puntos con el tercero, se les fue por nada la medalla. En otros deportes, como por ejemplo el salto de altura, hubo esos dos oros [compartido, entre el italiano Tamberi y el qatarí Barshim], y dices: “En la vela podía haber algo así también”. Si en una semana empatas a puntos, ¿por qué no dos bronces? Pero en nuestro deporte se decide en la última prueba, la Medal Race. Los dos teníamos claro que queríamos seguir, hablamos, vimos que había muchas sinergias en nuestros objetivos, muchos objetivos comunes, yo en juvenil había navegado en 29er, que es como la clase juvenil del 49er, venía de hacer una campaña exprés en el Nacra, por tanto no era un nuevo para mí en ese sentido y decidimos embarcarnos juntos.

¿Se conocían ya?

Nos conocíamos desde que éramos pequeños, que habíamos hecho la Copa América juvenil juntos, fue en Bermuda, que justo es donde vamos ahora con SailGP [4 y 5 de mayo].

En poco tiempo juntas han sacado grandes resultados...

En todos los Mundiales hemos acabado en el podio, y ganamos un Europeo, en el siguiente nos fue muy mal porque hubo muy poco viento y aprendimos grandes lecciones, pero yo creo un poco las claves del éxito en cuanto a rendir rápido como equipo nuevo han sido dos: una que Diego tiene mucho bagaje en esta clase, creo que lleva ya como unos once años en el 49er, y eso se nota y a mí me ha podido enseñar muy rápidamente a entender el barco; y por mi parte, la capacidad de adaptarme a esta nueva clase, que sí es diferente al 29er, pero tiene cosas en común, también con el Nacra, son barcos diferentes con conceptos parecidos.

Las parejas rivales, ¿llevan más años juntos?

Hay de todo, cada vez vienen más jóvenes con mucha motivación y empuje, y también a nivel nacional tenemos ahora una gran cantera en la clase 49er y eso es muy bonito, porque nos empuja a todos. Pero también hay regatistas del calibre de Diego, con diez años de experiencia, son los viejos. Ya somos casi los viejos, cómo pasa el tiempo.

"En los Juegos hay mucha igualdad y al final todo se resume en cómo de fuerte es cada uno en su cabeza"

En cada prueba hablan de mejorar. ¿Qué pueden mejorar?

Hay dos vertientes principales: la vertiente técnica, de entender el barco y desarrollar su máximo potencial. Todos los barcos son iguales y corremos todos con las mismas condiciones, pero puedes optimizar su rendimiento trimándolo de una forma u otra, navegándolo de una forma u otra. Ahí hemos aprendido muchísimo porque del ciclo pasado a este han cambiado el palo y la vela, ahora son velas negras, antes eran transparentes, es otro material, más resistente, un poco también por motivos de sostenibilidad; y al final sacar su máximo rendimiento ha sido uno de nuestros principales desafíos. Para cualquier condición de viento tienes que curvar más el palo arriba, abajo... Entender un poco las fuerzas físicas que ejercen sobre el barco para optimizar su rendimiento. Eso es algo que en cada campeonato, cada día, aprendes pequeños avances para mejorarlo, y tener un entendimiento y perseguir eso hace que hoy en día seamos uno de los barcos más rápidos del mundo en 49er. Y luego la otra vertiente es la parte más mental. Al final los Juegos Olímpicos es una semana mental en la que el nivel entre los equipos que luchan por una medalla es parecido, el nivel técnico, y todo se reduce a cómo de fuerte es cada uno en su cabeza. Nosotros ahí en cada campeonato en el que realmente nos proponemos como objetivo ganar, podemos replicar esa tensión, esas sensaciones de cuando las cosas no van bien y queremos ganar, por ejemplo ahora en el Sofía teníamos muchas ganas de hacer un buen resultado y se notaba que había mucha concentración y mucho foco puesto en ello, y con esa parte mental bajo presión entiendes mejor cómo funcionas como individuo y como equipo y sabes en qué tienes que trabajar y en qué tienes que mejorar.

¿Quién pone la calma?

El entrenador [y suelta una carcajada]. Controlamos muy bien esas situaciones, y es saber cómo optimizarnos. Nosotros lo llamamos llegar a un cierto nivel de activación, no queremos pasarnos, pero tampoco quedarnos cortos, porque si estamos, por decirlo vulgarmente, muy panchos, al final tampoco rindes al cien por cien. Es difícil encontrar ese punto de activación.

Hacen meditación. ¿Ayuda?

Emprendimos este camino juntos desde el inicio de la campaña. Dimos un curso de formación y tenemos una rutina muy bonita de despertarnos, hacer una pequeña activación física, seguido de unos estiramientos y una ducha fría, para activar el cuerpo; y luego nos ponemos con 20 minutos de meditación para calmar la mente y enfocar el tiro.

Antes hizo kitesurf [con cometa]...

La pregunta es qué no he hecho aún. Lo hice antes del Nacra. Me planté en Tarifa con 18 años para ir a unos Juegos en Kite, hice la carrera a distancia, a la vez que intentaba ir a los Juegos, había rumores de que iba a ser olímpica en 2012, después que en el 16... Yo en 2012 me mudé a Tarifa y me quedé ahí apostando por que en 2016 dijeran que es olímpico, tampoco lo fue, ni para el 2020, yo había acabado mi carrera y dije: “Me retiro de esto”, que fue muy bonito, porque Tarifa es bonito, pero quería hacer un cambio en mi vida, y lo que me sacó de mi mundo empresarial aquí en Barcelona fue la llamada de Tara [Pacheco], para hacer la campaña olímpica exprés para Tokio [en la clase Nacra].

¿Cómo fue la experiencia?

Éramos uno de los equipos con menos horas de navegación y estuvimos hasta el último momento luchando por las medallas. No lo conseguimos, pero hubo muchísimo crecimiento.

"Kobe Bryant es una inspiración, la 'mamba mentality', intentar ser tu mejor versión cada día"

¿Cómo empieza su relación con la vela?

En mi caso viene de familia. Mi abuelo fue el que inició a sus hijos, y por lo tanto a mi padre, en el mundo de la náutica, de la vela, en Canet de Mar. Ahí fue donde empezaron a regatear. Desde bien jóvenes, mis abuelos tenían un barco con el que salíamos, empecé con amigos, que me divertía mucho, hasta que tuve que pasar al Optimist [enfocada para niños], iba solo y no entendía cómo funcionaba eso y lo pasaba mal cuando había viento, eso lo recuerdo firmemente. Al final es cuestión de llegar a dominar el barco en las condiciones con las que navegas para poder empezar a disfrutarlo. Eso fue un poco la clave para mí para decir: “Ostras, esto es un deporte para dedicarme toda la vida, es mi pasión”. Del miedo pasas a apasionarte de navegar con los elementos del viento y el agua, a darte cuenta de que cuando no lo tienes, lo quieres y ahí sabes que estás enamorado del deporte.

¿Cómo es la primera vez que se acelera el barco?

Eso nos pasó con el F50. Lo recuerdo muy bien, fue en Nueva Zelanda. Volaba el barco ya, pero estaba mal trimada la vela, era mi primera vez, no sabía hacerlo del todo bien, y me dijeron prueba esto así y así, y cambiamos el perfil de la vela, y el barco de volar, despegó, y esa sensación fue increíble, estábamos un par de amigos a bordo, y fue muy especial.

Usted nació en Suiza.

Vivíamos en el lago Bodensee, cerca de Constanza, y el hospital más cercano estaba cruzando la frontera y por eso nací en Suiza, pero realmente estábamos viviendo en Alemania.

¿Tiene recuerdos de esos años?

No. Mi primer recuerdo es aquí en Barcelona jugando en la plaza al fútbol y que mi padre no quería jugar con nosotros porque estaban los vecinos recién entrados y no nos hacía caso.

Habla entonces español, catalán, inglés, alemán...

Y alguno más, por el mundo empresarial.

¿De qué es su empresa?

Los foils que van debajo de las tablas, hay varias marcas registradas para los Juegos, es complejo poder ser proveedor olímpico, tienes que mantener tu diseño estable durante cuatro años. Uno de los principios fundamentales del Comité Olímpico Internacional es igualar las condiciones, lo que pasaba mucho es que los países ricos tenían capacidad de invertir en los nuevos desarrollos, y los países más pobres se quedaban atrás y por esa brecha, en cuanto a rendimiento, no tenían ninguna posibilidad. Lo que han dicho es: cerramos el diseño, no hay desarrollo durante cuatro años, y ahí todos pueden comprar el mismo producto, los países más ricos compran diez y los más pobres compran dos, pero es el mismo producto. Nosotros entramos con nuestra empresa, con un diseño que ahora resulta que no es el más fuerte, hay un par de marcas más fuertes y más solicitadas por los corredores, pero, vamos, ya estamos registrando para el siguiente ciclo de Los Ángeles y es un proceso también de aprendizaje, fue nuestra primera vez. Al final nuestra trayectoria en la vela ayuda a desarrollar estos productos. Es un proyecto en el que ahora mismo a mí me resulta difícil invertir tiempo, porque entre SailGP y la campaña olímpica ya estoy al 99 por ciento de mi tiempo fuera de casa y ocupado, pero después de los Juegos es algo en lo que ponerme al cien por cien.

"El problema con la vela es que el público no entiende lo que ve y SailGP quiere acabar con eso y hacerlo espectacular"

¿Cómo definiría SailGP?

Es la propuesta en el mundo de la vela que puede revolucionar nuestro deporte. Lo que nos ha pasado siempre en la vela es que el público no afín a la navegación no entiende lo que hacemos, no entiende por qué tenemos que hacer un zigzag contra el viento y luego vamos en zigzag hacia abajo. No es como las carreras de coches. El no entender produce que la audiencia no siga y eso hace que no tengas un producto que se venda y que pueda crecer, y SailGP está poniendo todo el énfasis en que se entienda, en que sea espectacular, por eso estas embarcaciones y estas velocidades, y yo tengo mucha confianza en que dentro de unos años sea uno de los circuitos y productos deportivos de referencia, no sólo por el producto deportivo, sino por todo el énfasis de sostenibilidad que se está haciendo, porque nosotros de manera paralela al circuito, al trofeo, tenemos otra liga que es la de impacto, en la cual competimos a nivel interno, los diez equipos que somos a día de hoy competimos por tener el mejor impacto cuando realizamos nuestra actividad en el medio ambiente. Muchas otras ligas están admirándolo. Va muy en línea con el momento en el que vivimos, que tenemos que tener muchísima más conciencia en estos temas, la huella que dejamos es fundamental. Como producto global creo que es lo que necesita la vela y el deporte.

¿Cuál es su función en el barco [formado por seis personas dentro y una fuera]?

Yo tengo que trimar el ala, la vela en este caso es un ala de avión puesta verticalmente sobre el catamarán de 15 metros. Para traducirlo y que se entienda, es como el pedal del gas de un coche de F-1. Somos seis a bordo y todos tenemos que sincronizarnos para ganar carreras y salidas, que son un punto importante en las carreras, porque éstas son muy cortas para que haya audiencia, lo puedan seguir, lo entiendan... Yo estoy ahí para intentar dar mucho gas.

¿Han tenido muchos choques?

Hemos tenido unos cuantos. El más reciente, en un entrenamiento, el más espectacular en Cádiz. Ahora hay diez barcos en el mismo espacio en el que antes había seis. En la última prueba en Nueva Zelanda hubo muchos choques, es como la F1, que los coches se chocan, son daños materiales tremendos, pero es parte del show.

¿Da miedo ir a 100 kilómetros por hora?

No es la palabra, pero sí respeto y responsabilidad, porque hemos pasado por ahí y en el mejor de los casos tienes daños materiales. Navegar estos barcos a 100 km por hora sin otros al lado es muy difícil, muy demandante, y si además le metes en un circuito cerrado con limitaciones y otros nueve barcos, se vuelve algo digno de respetar.

¿Es más importante la estrategia o la improvisación?

La parte estratégica es fundamental, la que te va a decir este es el camino más rápido que te lleve a la meta, porque el viento sabemos que es un flujo inconstante y puede ser que haya más en un lado que en otro; la improvisación entra cuando estás en presencia de otros barcos, quieres ir por ahí, pero por ahí va otro, y tienes que ajustar la imagen que tienes sobre el camino más rápido a la meta e improvisar un poco para encontrar el segundo más rápido.

¿Se encuentran con animales en el mar?

Nos hemos encontrado de todo. El protagonismo en SailGP han sido los delfines. Justo ahora en Nueva Zelanda, este año y el pasado, hay un delfín protegido por los maoríes, porque está en peligro de extinción, que se llama Héctor, son delfines, y lo definen ellos así, un poco como tontos, que no huyen, nadan lentamente y tuvimos que cancelar el sábado porque había delfines en el campo de carreras.

Dice que Kobe Bryant es su ídolo...

Para mí era una referencia. Me inspira su "mamba mentality”, disfrutar del proceso y tratar de ser cada día la mejor versión de ti mismo.