Barcelona
Marc Gené: «Fernando Alonso es especial por su mente»
Ha terminado segundo las míticas 24 horas de Le Mans y alaba el talento del piloto asturiano
Además de piloto de dos marcas tan prestigiosas como Audi y Ferrari Marc Gené es ciudadano del mundo. Su trabajo le obliga a recorrer el planeta y pasa por Madrid después de entrenar en Maranello y a punto de tomar un avión rumbo a Canadá. Está feliz por su segunda plaza con Audi en las 24 horas de Le Mans, una prueba en la que partía como suplente, pero el accidente de su compañero Loic Duval en los días previos le puso el volante en las manos.
–¿Cuesta reponerse de un esfuerzo tan extremo como las 24 horas de Le Mans, que incluye conducir mucho tiempo durante la noche?
–Hasta tres días más tarde no te encuentras descansado del todo. Físicamente no es nada distinto a lo que sucede en la Fórmula Uno, pero sí que hago unos ejercicios especiales para reforzar la vista, porque llegas a cansarte después de tanta conducción con poca luz. Cuando acabas, los ojos te pican muchísimo y es la única carrera en la que uso gafas.
–¿Cómo se preparan para algo así?
–Los entrenamientos incluyen sesiones de 32 horas en las que puedes ver cómo reaccionas cuando a las tres de la madrugada te despiertan para conducir a 350 kilómetros por hora. Si 30 minutos no son suficientes, les pides que te levanten un poco antes y tenemos unas bicis estáticas para activarnos.
–Este vehículo es pura tecnología, con luces láser y todo. ¿Cuál es el detalle que más le sorprende?
–Es un coche en el que la potencia híbrida sólo se transmite en las ruedas delanteras, así que sólo es cuatro por cuatro cuando el híbrido está activo. Es el único vehículo que conozco que cambia de cuatro por cuatro a dos ruedas motrices a cada rato. Y me encanta su estética, porque es el coche más futurista que he visto. Nos gusta que vaya rápido, pero si además es bonito, mucho mejor.
–En principio no iba a correr, pero un accidente le puso como piloto titular. ¿El destino cuenta mucho en esto de la velocidad?
–La suerte existe y en lo que a mí respecta el destino siempre me ha sorprendido para bien. En momentos puntuales el destino me ha deparado sorpresas fantásticas. Soy de los pocos reservas de Fórmula-1 que ha acabado compitiendo mucho. Yo pensaba que no iba a tener más sorpresas y ésta (correr las 24 horas de Le Mans), a mis 40 años, ha sido muy grata y además la aproveché mejor que nunca.
–Trabajando para dos fábricas tan potentes como Ferrari y Audi y conociendo las cláusulas de confidencialidad que hay a estos niveles, ¿guarda usted más secretos que un agente de la CIA?
–Soy un caso un poco excepcional, pero hay muchas cosas que a mí se me escapan cuando hablan los ingenieros, que saben lo que se puede y no se puede decir. Cada uno no me pregunta según qué cosas de la otra marca. No me ponen en un compromiso.
–Pasa muchos días en aeropuertos, hoteles, circuitos... ¿cuándo o dónde se siente en casa?
–Sólo cuando estoy en ella. Los hoteles los dedico más para hacer gimnasia y en los aviones y aeropuertos leo un montón, que es algo que me encanta. Estoy poco en casa, pero cuando estoy allí no tengo trabajo, así que soy un padre privilegiado que puede llevar y recoger a los niños del colegio. Si tuviera un trabajo normal y saliera a las siete no podría hacerlo.
–¿Siempre le apetece conducir?
–Sí, casi siempre. A lo mejor en los test de 32 horas, por la noche dices: «Buff». O, por ejemplo, cuando en Maranello tienes que dar una vuelta con el Ferrari a 40 clientes, cuando vas por el 25 piensas: «Ya es suficiente»; pero siempre gusta y más cuando son coches tan buenos y de tantas prestaciones.
–Usted que viaja tanto, ¿cómo siente que está España valorada en el extranjero?
–Me comentan siempre que hemos cambiado muchísimo, que tenemos infraestructuras muy buenas y creen que se invirtió bien el dinero de la Unión Europea en su momento. Sí que les han llegado cosas de aeropuertos fantasma y tal, pero en general me hablan muy bien de la calidad de vida de España, por encima, por ejemplo, de la de Italia. El clima, la comida y ciudades como Barcelona o Madrid les encantan. Me hablan bien de España en general.
–¿Cómo es trabajar con Alonso?
–Es un crack, un fuera de serie, una leyenda, como yo le digo. Tiene la suerte de estar tocado por la mano de Dios y tener un talento innato que muy pocos pilotos en el mundo han tenido. Pero además tiene una mente privilegiada. Fernando es especial por su mente más que por sus cualidades de conducción. Tiene constancia, no comete errores, es capaz de saber lo que le está sucediendo a un rival en otra parte del circuito... Posee una capacidad mental que no la he visto en ningún otro.
–¿Trabajar cada día con italianos (Ferrari) y alemanes (Audi) cuenta para la carrera diplomática?
–Es más fácil con los italianos, que son más parecidos a nosotros. Y luego está el tema de la puntualidad, que a mí con los alemanes me cuesta mucho. Cuando estoy con ellos cambio el chip, porque es algo sagrado para ellos. En las reuniones que tenemos, no se te ocurra llegar un minuto tarde ni acabar uno tarde. Lo ideal para mí sería poder mezclar las dos culturas: la flexibilidad de los españoles para improvisar, pero con unas normas claras y definidas de los alemanes.
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