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2-1: Entre Keylor y Piqué

Iker Casillas y David de Gea.
Iker Casillas y David de Gea.larazon

El portero evitó una derrota más abultada de Costa Rica, tras la remontada de España; el central azulgrana, el más pitado de León.

De Gea, portero inmediato del Madrid, titular con España; Keylor Navas, suplente del Madrid, líder de Costa Rica. Ambos encajaron goles de los que no se les puede culpar. En el banquillo, Casillas, el meta del Madrid, que lo será también en Bielorrusia de la Selección, a la espera de resolver su futuro lejos del Bernabéu. Y además, Piqué. Escupió al cielo por acordarse de un «rompetarimas» que no venía a cuento o por justificar el despelote catalán. Libertad de expresión... Entró en la segunda mitad, aguantó los pitos cuando tocaba la pelota y España ganó un partido que empezó perdiendo por una sintomática falta de concentración y el desajuste de las piezas en el tránsito.

Eduardo Li, presidente de la federación costarricense, negoció este amistoso con su amigo Ángel María Villar. Les une una buena relación, pero les separan los hechos. Villar presenció el partido en el palco del Reino de León mientras se ignora si Li, en la celda de 12 metros cuadrados que ocupa en una cárcel de Zúrich, lo siguió por televisión o internet. En cuanto al encuentro, sí, discurrió entre amigos sin complejos, lo cual añade valor a los americanos y resta seriedad a los españoles, al menos en los comienzos.

El 15 de noviembre de 2011, se enfrentaron por primera vez estos dos países. Fue en San José. España paseaba la estrella de campeón mundial en el pecho. Cuando acabó el primer tiempo, perdía 2-0. El ánimo juvenil de los ticos y la apatía de los visitantes descafeinó el choque, que al cabo de los noventa y tantos minutos terminó con empate a dos. En León volvió a adelantarse Costa Rica, muy pronto, cuando todavía Vidal y Carvajal se desperezaban y a Bartra le ganó la carrera Campbell, que centró para que rematara Venegas porque San José no llegó a taparle y a Ramos le cogió a contrapié. Se hizo el silencio en la grada, que esperaba de La Roja un partido serio.

En esta transición general, que Del Bosque ha definido como dulce en la portería –jugó De Gea–, hay bastantes tornillos que apretar. No es de recibo que una selección que no se ha clasificado para la Copa América moje la oreja a un equipo que, aún en vías de reconstrucción, comete errores infantiles por su falta de concentración.

Y no es que a los protagonistas el traje les venga grande, es que con los reglajes desajustados no se enteran. Empató pronto Alcácer, un valor seguro, y Cesc hizo el 2-1, tras jugada de Vidal y toque preciso de Nolito, pero la nostalgia de Xavi, de Alonso, de Iniesta y de Busquets, aunque estos dos últimos continúan en la Selección, es inevitable. Lo que antes era precisión y un dominio del balón que desolaba al adversario, ahora es una rifa inadmisible: puede ir la pelota a uno de los tuyos o de los suyos. Y eso es algo que se corrige con entrenamientos y presencias imprescindibles, antes de que parezca que es imposible recuperar ese esplendor no tan lejano.

Accidentalmente se lesionó el debutante Aleix Vidal y Vitolo le suplió en el segundo tiempo. En el minuto 58 entró Piqué, escuchó música de viento cuando calentaba y con cada toque de balón, y le rondó la lesión. También entraron Silva y Cazorla y la Selección recuperó apresto y el gusto por generar ocasiones de gol que Navas, el mejor del partido, desbarató.

El domingo, en partido oficial en Minsk, seguro que Bielorrusia exigirá más en el que será encuentro centenario de Vicente del Bosque al frente de la Selección.