Copa del Rey

Final Betis-Valencia: Guedes, la madurez del genio intermitente

El delantero portugués es el jugador más decisivo del Valencia para la final de la Copa del Rey. El Paris Saint Germain lo fichó del Benfica con 20 años por 30 millones

Gonçalo Guedes, en el entrenamiento previo a la final de la Copa del Rey en La Cartuja
Gonçalo Guedes, en el entrenamiento previo a la final de la Copa del Rey en La CartujaAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Lo lógico es que Gonçalo Guedes no estuviera hoy en la final de la Cartuja. Y no por las molestias en las cervicales que arrastra, sino porque en el mercado de verano parecía muy segura su salida para aliviar el límite salarial del Valencia. Él, Maxi o Cillessen eran los candidatos a irse para cumplir el «fair play» financiero, pero finalmente no salió nadie. Peter Lim afrontó una ampliación de capital y José Bordalás habló con Guedes para convencerle de que debía seguir en Mestalla. El técnico tenía claro que el portugués era, y es, el futbolista más determinante de la plantilla y el delantero le ha dado la razón firmando la mejor temporada de su carrera. Su pie derecho va a ser la mayor amenaza para el Betis en la final de esta noche y la gran esperanza de la afición valencianista para dar la vuelta a las apuestas, que dan muy favoritos para el triunfo a los béticos.

Guedes es un futbolista brutal al que a los 26 años le ha llegado la madurez que le ha faltado hasta el momento. Lo dicen sus números, que nunca han sido tan buenos. Los 13 goles que lleva, 11 en Liga y 2 en la Copa del Rey, son de lejos su récord desde que es profesional. Su mejor marca hasta ahora eran los 8 de la temporada 2018-19 y los 7 del curso pasado. Su enorme talento le convirtió en una estrella desde muy joven y no por nada el Paris Saint Germain pagó 30 millones para sacarlo del Benfica cuando sólo tenía 20 años. Casi no tuvo oportunidades en Francia antes de salir cedido primero y traspasado después al Valencia. En Mestalla ha sido tan brillante por momentos como irregular, con muchas lesiones que le hacían perderse muchos partidos. No era precisamente un chico maduro, que además rompió con su novia y no se cuidaba demasiado. Es un extremo potentísimo en el tren inferior, con un gran disparo desde fuera del área, rápido y con mucho olfato dentro del área. Su cambio físico demuestra que le ha cogido el gusto al gimnasio y que come mejor que cuando subía a su cuenta de Instagram fotos de hamburguesas. La báscula de Bordalás no perdona y estos días el técnico lo ha reservado para que llegue descansado al momento más importante de la temporada.

Ya ganó la Copa del Rey con el Valencia en 2019, pero aquel día falló dos ocasiones claras que hubieran permitido a su equipo golear al Barcelona y sentenciar el partido mucho antes. Hoy está dispuesto a sacarse esa espina siendo el futbolista de la final y confirmar que en un Valencia de entreguerras él es claramente el jugador franquicia. Fue decisivo en la vuelta de las semifinales de esta Copa ante el Athletic, porque se encargó de hacer el gol que desnivelaba la eliminatoria y metía al Valencia en el partido de esta noche. Un premio para un club consciente de que por culpa de sus dueños pasaba de ser un candidato a los puestos Champions a un equipo de mitad de tabla.

Y así ha sido en LaLiga Santander, donde no va a llegar a Europa, pero tiene la opción de hacerlo ganando su novena Copa del Rey. Sería la primera para José Bordalás, que convenció a Guedes para que siguiera en el equipo y ha sacado su mejor versión.