LaLiga Santander
Cristiano acribilla al Athletic
Cada encuentro en San Mamés es el penúltimo capítulo en la historia de este campo legendario, que podría haber inspirado a Ken Follet o a Ildefonso Falcones si sus catedrales hubieran tenido algo que ver con el fútbol. Pero «La Catedral», con fecha de caducidad, es otra cosa y el Athletic, protagonista de una temporada extraña, irregular, plagada de conflictos, venganzas y malquereres, su esencia incluso cuando, como ayer, pierde. Le venció el Madrid. Derrota sin paliativos. Le ajustició Cristiano Ronaldo, protestado y despedido con sonora pita cuando le sustituyó Morata, después de haber marcado dos golazos. El 0-3 fue de Higuaín, el pase se lo dio él.
No necesita el Madrid extenderse en combinaciones ni en paredes ni en triangulaciones para experimentar el éxtasis; o sea, el gol. Ejemplo: saca Diego López con el pie, suerte que maneja este portero con pericia, recibe Sergio Ramos en campo contrario, pegado a la banda, lanza por encima de la defensa, controla Di María, chuta y... no entra porque el larguero forma parte del juego. Para entonces, para ese 0-2 que no pudo ser, ganaba su equipo 0-1. Marcó muy pronto. El gol de los dos minutos fue obra de Cristiano Ronaldo, normal; lo extraño fue que lo hizo de falta, un lanzamiento perfecto que Iraizoz vio pasar por la escuadra, preciso e inalcanzable.
Si al Madrid le basta con dos o tres toques de balón para acribillar al portero, gracias entre otros colaboradores a Cristiano, el principal, el Athletic lo que precisa es remate. Ander Herrera encarna el espectáculo, el toque, la filigrana, la imaginación –cuando guarda la guadaña–, y se entiende bien con Muniain, con Iturraspe, Ibai y Susaeta, pero añora un Cristiano, un «killer», como lo fue Fernando Llorente cuando era ídolo en «La Catedral»; lo que no es ahora que se ha convertido en villano.
Llorente jugó porque Aduriz está sancionado; pero le falta un poco de todo, y eso es mucho. Se vacía, se agota prematuramente, pero sin ritmo, sin tino y sin simpatías. Le pitan cuando toca la pelota. Está señalado. Ni siquiera le acompaña la suerte; cuando marcó, al filo del descanso, el tanto ya no valía porque antes hizo falta a Pepe, que exageró.
El último partido del Madrid en San Mamés era entretenido. El Athletic contribuía más al espectáculo, jugaba mejor, dominaba; pero no concluía y su posesión, sin embargo, metía menos miedo que los esporádicos contragolpes madridistas. Cuando llegaba hasta Diego López, en ocasiones contadas porque la defensa no le dejaba maniobrar en la frontal, el portero despejaba, paraba y Llorente se desesperaba. Y vuelta a empezar, con heridas abiertas.
En el minuto 49, Fernando, el mayor de los Teixeira Vitienes, llamó a Cristiano Ronaldo y con breve plática le recomendó calma. Le había sacudido Herrera, Aurtenetxe, y recibió un golpe en la cara que le propinó Iturraspe con el hombro. Le dijo que le esperaba y lanzó un balonazo que el árbitro le reprochó. Se calmó él, pero no el público, que cambió el objetivo de sus protestas: de Llorente, desaparecido, a Ronaldo, el protagonista, e indiscutible.
Más equilibrado que en el primer tiempo, acaso porque al Athletic le faltaba el aire tras el esfuerzo inicial, el partido en su segunda mitad discurría sin más intensidad que la que rondaba cada intervención de Ronaldo, de nuevo decisivo, y odiado. Cuando le hicieron daño se quejó y cuando no se lo hicieron exageró. Eso el público no lo perdona, ni siquiera le reconoció los méritos.
En el minuto 68 centró Alonso al área; cuando Ramalho fue a saltar, se quedó helado al mirar y ver a la altura de sus ojos el «muslamen» de Cristiano, que cabeceó con una potencia y una seguridad primorosas. Le había cogido tanta tirria San Mamés que en lugar de aplaudir esa exhibición de potencia y de técnica, aumentó el volumen de las protestas.
El 0-2 era definitivo y, por lo que se veía, sólo podía aumentar, como demostró Higuaín al poco de suplir a Benzema. Disparo cruzado y seco, a pase de Ronaldo. El Athletic había desaparecido en la media, arriba no daba señales de vida y la defensa se contagió. Perdió sin remisión. El Madrid ganó claramente el último partido que jugó en San Mamés.
«CR7» e Iker,la cara y la cruz
El Real Madrid se brindó a sí mismo una grandiosa despedida de La Catedral. Fue, quizá, demasiado premio para los méritos que hizo el Athletic en la primera parte y hasta el 0-2. Quien no lo tuvo fue Casillas, al que Mourinho privó del hecho sentimental de despedirse de San Mamés, el lugar donde comenzó su carrera. «Es una decisión técnica que respetamos al ciento por ciento y no hay mucho más que añadir», declaró tajante Miguel Pardeza. En la directiva no quieren seguir alimentando el debate de la portería.Por contra, la cara de la última visita a La Catedral fue Cristiano, que estuvo portentoso. El Madrid demostró que se crece en un ambiente adverso; el que más, «CR7». «No es nada nuevo, es un jugador que cuanto más se le presiona más se motiva», comentó Ramos de él. Cristiano sufrió muchas faltas; sobre todo, de su marcador, Ramalho. Pero Karanka no cree que hubiera una especial dureza con Cristiano: «El fútbol es para hombres y en San Mamés, más. Los jugadores del Athletic han hecho lo que debían».
FICHA TÉCNICA.
--RESULTADO: ATHLETIC CLUB, 0 - REAL MADRID, 3 (0-1, al descanso).
--ALINEACIONES:
ATHLETIC: Iraizoz; Ramalho (Iraola, min. 69), Ekiza, San José, Aurtenetxe; Iturraspe, Ander Herrera, Muniain (Morán, min. 82); Ibai (Toquero, min. 69), Susaeta y Llorente.
REAL MADRID: Diego López; Sergio Ramos, Pepe, Albiol, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso; Di María (Callejón, min. 61), Modric, Cristiano (Morata, min. 80) y Benzema (Higuaín, min. 71).
--GOLES.
0-1, min. 2, Cristiano Ronaldo.
0-2, min. 69, Cristiano Ronaldo.
0-3, min. 76, Higuaín.
--ÁRBITRO: Teixeira Vitienes (C. Cántabro). Amonestó a Muniain (min. 59), Iturraspe (min. 65) y Toquero (min. 74) por parte del Athletic. Amonestó a Xabi Alonso (min. 40) y Modric (min. 70) por parte del Real Madrid.
✕
Accede a tu cuenta para comentar