Restringido
Del Bosque y el laberinto del «9»
Y Diego Costa al séptimo... marcó. Y Del Bosque al séptimo... ¿descansó? El seleccionador hizo antes de ese Mundial de infausto recuerdo una apuesta fuerte, arriesgada dentro y fuera del campo, y forzó un «matrimonio de conveniencias» con el hispano-brasileño. Los resultados no han llevado a Vicente y a Diego a convertirse en pareja de hecho. Imposible en esa enorme contradicción de los números de Costa, un «killer» del área, voraz y decisivo en el Atlético con Simeone y ahora en el Chelsea de Mourinho, con su gafe en la Selección: hasta ayer seis partidos jugados con España (dos completos), 445 minutos y cero patatero. Desde ayer un gol en siete.
- Ya era hora
Hasta que por fin marcó, Diego Costa falló y falló ante la floja Luxemburgo, obsesionado, con su «estrés de ansiedad». Atendiendo a criterios futbolísticos, a mí siempre me pareció entendible que a Del Bosque le gustase uno de los mejores arietes del mundo. Pero no acaba de cuajar, en parte porque las características de Diego son opuestas al estilo de toque de la Selección, en parte porque aún no se ha descifrado el enigma de si es el delantero el que debe adaptarse a ese estilo, o el equipo al fútbol más de desmarque, con espacios y agresivo del ariete.
- Y ahora dos delanteros
El choque de ayer dejó en esa endemoniada polémica un par de contradicciones más. Villa aparte, a Del Bosque no le ha gustado ninguno de los arietes de los que podía tirar: Negredo, Llorente, Torres, Soldado, Michu... Por eso ha manejado esa táctica del «delantero mentiroso», por lo general Cesc, convengamos que a veces con buen resultado como en la final de la Eurocopa ante Italia. Anoche, sin embargo, forzado a alinear a Costa hasta que cazase su golito, jugó con él y con el emergente y enrachado Alcácer (¡tres de tres!), o sea de jugar sin ariete a hacerlo con dos. Se estrenó Costa en medio del laberinto del «9»...
✕
Accede a tu cuenta para comentar