Brasil
Di María, negocio redondo
El jugador se despidió ayer de sus compañeros en Valdebebas y ya no se entrenó. Su destino, el Manchester de Van Gaal. Su precio: 75 millones
¿Es buen negocio que se vaya Di María? Si hacemos caso a los aficionados –que no se paran a analizar las cuentas–, no. La mayoría del madridismo no entiende la marcha del jugador argentino, pero tampoco entendió que se fuera Özil y nadie ha echado de menos al alemán en el último año. Traspasarlo por cerca de 75 millones al Manchester United parece una operación redonda para el club de Florentino Pérez, que se ha mostrado inflexible a la hora de aceptar las peticiones de Di María, que, con contrato hasta 2018, renovado en junio de 2012, quería una ficha cercana a los ocho millones netos. El jugador, que le costó 25 millones al Real Madrid hace cuatro temporadas, cuando llegó del Benfica, está totalmente amortizado.
Di María llevaba varios meses hablando con el club de un posible aumento de sueldo. Antes de su buen final de temporada –excelente partido el que se marcó en la final de Lisboa– y su lucimiento en el Mundial, hasta que se lesionó, ya tenía el jugador ofertas de otros clubes importantes. Jorge Mendes, uno de sus representantes –tiene otro argentino– conocía el interés del PSG, del Manchester United y del Mónaco, tres equipos que controla perfectamente Mendes.
En el Madrid conocían todo lo que se cernía en torno a la figura de Di María. Pero no querían hacer una excepción para el argentino, ya que la tabla salarial tiene unas pautas y lo máximo que se estaba dispuesto a pagarle eran cuatro millones y medio.
El entrenador, Carlo Ancelotti, siempre ha estado al corriente de cómo iban las conversaciones. Durante la gira americana, en la que el futbolista no estuvo al tener días de vacaciones por el Mundial, se comenzó a hablar de la posible salida de Di María, lo que ya había ocurrido en Brasil, por lo que el Madrid decidió mover ficha y contrató a James, un jugador de características distintas, pero de un gran nivel.
Ancelotti no quería que se fuera. Desde el punto de vista deportivo para el italiano contar con Di María era importante. Carlo lo prefirió a Özil, ha sido su mejor valedor, le ha sacado un rendimiento descomunal y manejó los tiempos con criterio y prudencia cuando el jugador se acomodó sus partes en una noche de cabreo. Sin apenas entrenamientos, el técnico se lo llevó a Cardiff para el partido de la Supercopa de Europa frente al Sevilla. Sin embargo, el argentino no tuvo ningún minuto. Aseguran que en la capital galesa fue donde los emisarios del United iniciaron la batalla final para convencer al jugador. La oferta doblaba lo que gana en el Real Madrid. Y desde ese día (12 de agosto) en el entorno de Di María se aseguraba que dejaría el club, pese a las ganas de Ancelotti para que se quedase. Llegó el enfrentamiento con el Atlético. En el Bernabéu comenzó en el banquillo, pero el técnico lo vio mal, salió a falta de veinte minutos y revolucionó el equipo. Simeone echó gasolina al fuego y comentó que es el mejor jugador del Madrid, lo que no sentó bien al entrenador madridista.
Para el choque del pasado viernes Di María estuvo convocado, pero se cayó de la lista porque el acuerdo entre el Madrid y el United era inminente. Ancelotti, definitivamente, tiró la toalla, bajó la guardia y asumió que perdía un futbolista muy bueno, distinto a los que tiene en la plantilla y que estaba acoplado con precisión al 4-3-3, sistema innegociable, por ahora, para el técnico. Un centrocampista con velocidad y desborde, que da pases de gol y que también los marca.
El traspaso quedó cerrado el sábado. Desde Inglaterra fueron los primeros en confirmar que Di María era jugador del Manchester y en el Real Madrid, aunque callan, otorgan. El jugador viaja, si no hay contraorden, hoy a Manchester para pasar el reconocimiento médico. Y se espera que los clubes hagan hoy o mañana la oficialidad del traspaso. Es la crónica de una marcha anunciada en los últimos días. El Madrid pierde un gran jugador y recibe una importante cantidad para equilibrar su economía.
«Di María ha venido y no ha entrenado porque no es todavía oficial; pero está cerca de concluirse el traspaso. Ha venido para despedirse. Le hemos dado las gracias por lo que ha hecho en este club y le hemos deseado suerte para el futuro», comentó Ancelotti ayer en su comparecencia ante los medios. Insistió el italiano en que «personalmente» he tenido «mucha y buena relación con Di María. Ha hecho un trabajo fantástico en el Real Madrid. Tenemos la responsabilidad de reemplazarlo muy bien. La decisión fue suya; el club le ha ofrecido lo más posible para tenerlo aquí», fueron los últimos piropos para el argentino, que ya es pasado.
El presente es el comienzo de la Liga esta tarde frente al Córdoba, en un partido que a priori se antoja cómodo ante el equipo de Ferrer en su regreso a Primera. Veinte conovocados, entre ellos Khedira, y la posibilidad de algún cambio en el equipo. Ronaldo será titular porque lo que tiene son «pequeñas cosas. Puede ser porque la pretemporada de él no fue tan regular. La próxima semana la tenemos para entrenar y será bueno para él que haga un trabajo específico», argumentó Ancelotti cuando se le preguntó por las molestias del portugués.
La pregunta del millón, la que le van a hacer todos los días hasta que se pronuncie, ayer tampoco tuvo respuesta: ¿quién va a ser el portero titular? De momento, Ancelotti no pronuncia ningún nombre, tira de diplomacia y pasa por encima del tema. Lo normal es que Casillas repita en la portería en el estreno liguero. Iker, si no comete errores de bulto, está llamado a ser el elegido.
Y KHEDIRA SE QUEDA
Ancelotti confirmó que el centrocampista alemán se queda –si no hay novedades de aquí al cierre de mercado– en la plantilla del Real Madrid. Ésa es una de las razones por las que ha entrado en la convocatoria para el partido de esta tarde y no sería extraño que tuviera minutos si el técnico apuesta por dosificar el equipo. Khedira, que en su día dio las gracias al club que le ayudó en su recuperación para poder estar en el Mundial, no estuvo el viernes en el Bernabéu porque se había ido a Alemania a ver jugar a su hermano. Ancelotti comentó que le había dado permiso, por lo que las opciones del jugador en el club se alejaban. Él mismo aseguraba en las redes sociales que no estaba dentro del Madrid. Ahora cambia todo y desde ayer es uno más de la plantilla.
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