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El Bernabéu, a Piqué: «Se queda, se queda»
Cada vez que Piqué visita el estadio blanco se lleva pitos al entrar en contacto con el balón. La cosa fue de más a menos hasta que el minuto 50 fue sustituido y despedido con un irónico cántico: «Se queda, se queda»
Cada vez que Piqué visita el estadio blanco se lleva pitos al entrar en contacto con el balón. La cosa fue de más a menos hasta que el minuto 50 fue sustituido y despedido con un irónico cántico: «Se queda, se queda».
Calentaba el Real Madrid en su mitad de campo y, de repente, una pitada monumental. ¿Había aparecido el Barça en el césped del Santiago Bernabéu? No, los de Valverde seguían en el vestuario, la protesta iba dirigida al trío arbitral encabezado por el murciano Sánchez Martínez. Era la primera consecuencia al malestar de los últimos días por la actuación de De Burgos Bengoechea en el Camp Nou, pero no fue la única de la noche. En el minuto 7 aparecieron los pañuelos en buena parte de la grada, aunque más que en una queja acabó convirtiéndose en un momento de apoyo a Cristiano, cuyo nombre se cantó en las gradas. No estaba ayer ni en estará en los primeros cuatro partidos de Liga.
De quien no se olvida el público de Chamartín es de Piqué, que como cada vez que visita el estadio blanco se llevó pitos al entrar en contacto con el balón. La cosa fue de más a menos hasta que el minuto 50 fue sustituido y despedido con un irónico cántico: «Se queda, se queda».
El fútbol, fantástico por parte del Real Madrid, se fue llevando el ruido de las gradas, que sólo se preocuparon en disfrutar. Había marcado Asensio un golazo y después lo iba a hacer Benzema.
Antes, en el minuto 12 más 1, llegó el guiño a un madridista ilustre, que falleció el día 3. Una pancarta en el fondo sur se acordaba de Ángel Nieto, uno de los mejores deportistas españoles de la historia con una leyenda que decía: «Un héroe, una leyenda, un ángel, DEP». La segunda parte comenzó ya en jueves y un periodista noruego preguntaba si lo de la hora era por el calor. No, y hubiera dado lo mismo porque era agobiante igual.