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El Chiringuito de Pedrerol: El abrazo del éxito
Luis Enrique dio un paso atrás y supo reconquistar a una plantilla que se había puesto del lado de Messi tras Anoeta
Luis Enrique dio un paso atrás y supo reconquistar a una plantilla que se había puesto del lado de Messi tras Anoeta
La noche del 4 de enero en Anoeta, todo parecía perdido para Luis Enrique. Un gol en propia puerta de Jordi Alba parecía el final. El entrenador, que quiso sin éxito cambiar a Messi en un partido resuelto ante el Éibar, le dejaba en el banquillo ante la Real tres meses después. Messi se plantó. Dijo «hasta aquí hemos llegado», y sus compañeros le respaldaron. La pérdida de autoridad de Luis Enrique era tan grande que, enfrentado a sus estrellas, se planteó dimitir. ¡Qué cosas han pasado desde entonces!
- El tiempo le dio la razón
Con Messi ausente del entrenamiento a puertas abiertas del día de Reyes, Luis Enrique estaba «muerto». También algún medio catalán revelaba en una encuesta que el 16 por ciento de los socios era partidario de vender al argentino. Todo estaba perdido... pero explotó el mejor Messi. Regresó el Piqué imperial. Alves, a pesar de sus locuras, volvió a ser él. Vimos a un Neymar más sólido y serio. Luis Suárez, la Bota de Oro que no aparecía, devolvió con goles y fútbol la confianza que puso su entrenador en él. Luis Enrique se los ganó a todos, y todos ganaron un triplete demoledor. El tiempo le dio la razón.
- Vestuario unido
El vestuario del Barça es muchas cosas, pero sobre todo, es un vestuario unido y feliz. Gracias a la intervención de Xavi, que ha sabido cumplir de forma ejemplar con su papel de secundario; de Iniesta, que también estuvo a la altura; de Busquets, un líder silencioso; o del capitán en la sombra, Mascherano. Ellos consiguieron que Messi y Luis Enrique resolvieran sus diferencias. Entre todos lograron lo imposible.
- Un necesario paso atrás
El asturiano también puede reivindicar su parte de culpa. Llegó pensando que el Barça era cualquier equipo y que tenía que poner en orden un vestuario desmadrado. Pero había olvidado lo que era el club. Y que a las estrellas se las exige, pero se las cuida. Bien lo sabía su amigo Pep. A Messi sólo se le puede dar un consejo: «Haz lo que quieras, pero disfruta del fútbol». Al final, Luis Enrique supo dar un necesario paso atrás para terminar recuperando a un vestuario que estaba del lado de Messi, y no del suyo.
- Madurez, solvencia e inteligencia
El entrenador ha hecho un gran trabajo con madurez, solvencia e inteligencia. Decidió que era reaccionar todos juntos o hundirse. Y terminó ganándose con su equipo técnico la confianza de un grupo que, además, valora cómo ha llegado físicamente al tramo final. Luis Enrique logró que le entendieran. El abrazo con Messi en Berlín lo simboliza. Es el abrazo del éxito.
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