Mundial 2014
El chiringuito de Pedrerol: Hoy jugamos con doce
Las palabras de Luis Aragonés, que llegaban a lo más profundo de los futbolistas, son la mejor motivación posible ante Chile
Me vienen a la cabeza las charlas de Luis Aragonés a su Selección en la Eurocopa de 2008. Nadie podrá superar nunca su forma de llegar a lo más profundo del futbolista, su capacidad de emocionarle, su facilidad natural para motivarle. De hacerle saltar al campo como si fuera el último partido de su carrera, como si todas las cosas por las que merece la pena pelear en esta vida estuvieran en juego durante los 90 minutos que dura el partido. Sus arengas aún están grabadas en la mente de muchos de los jugadores de esta Selección, y seguro que van a tener muy presentes aquellas palabras de Luis antes de enfrentarse a Rusia y Alemania: «Si yo no estoy en la final con este equipo, soy una mierda. He organizado una mierda de equipo. Un jugador que se precie, y lo dice uno que ha jugado muchos años a esto, tiene que ir al campo y decir: "Voy a hacer el partido del siglo". Nos han metido hostias de todos los colores. ¡Ey! Vamos a demostrarlos. ¡Vamos a demostrarlos ahí! Del subcampeón no se acuerda nadie. ¡Nadie!». Cada vez que las escucho, me doy cuenta de lo grande y genuino que fue Luis.
«Te toca la fibra»
Anteayer decía el futbolista Miguel Torres, escuchando aquellas lecciones de El Sabio en «El Chiringuito de Jugones», que se notaba que había jugado al fútbol. Que te enciende escuchar una charla con tanta fuerza. Que te toca la fibra y se te mete por dentro. Para enganchar a un jugador de fútbol, para hacerle creer que todo es posible, hay que saber hablar su lenguaje. Pero también hay que hacerlo como lo hacía Luis, que sabía ganar los partidos sin necesidad de sacar una pizarra (aunque también la manejaba muy bien) o sin tener que apelar a que sus jugadores hablaran con el balón y otras ñoñerías que tan poco tienen que ver con este deporte. Y siempre atento a los detalles que también poseen los equipos ganadores, como cuando exigía a sus jugadores aprenderse el nombre de los árbitros asistentes o decirle «alguna cosita» a Schweinsteiger, «que se calienta como la madre que lo parió». Detalles de ese otro fútbol que también manejaba como nadie.
Sigue ahí
Ese grupo que hoy no puede fallarnos ante Chile aún tiene muy presentes la filosofía, la personalidad y las enseñanzas de Luis Aragonés. Está en la cabeza de todos ellos. Él diseñó y empezó estos seis años maravillosos en los que un país acostumbrado a perder en todas las grandes citas futbolísticas no ha hecho más que «ganar, ganar, ganar y volver a ganar». No hace falta un psicólogo, ni una charla especial del cuerpo técnico. Ni que los capitanes levanten la voz. No. Para que Chile sufra a la España más temible en el campo, los jugadores sólo tienen que resucitar a Luis en sus corazones.
Con uno más
Desde el cielo estará, seguro, viendo el partido. Y animando con alguna que otra palabra malsonante, porque él es así. Seguro que nuestros campeones podrán sentir su aliento. Hoy jugamos con doce.
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