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La Supercopa había acabado

El resultado de la ida determinó un partido jugado a bajo ritmo en el que la mayor pegada del Barcelona pudo con las ganas del Sevilla

Los jugadores del Barcelona celebran uno de los tres goles de ayer en el Camp Nou
Los jugadores del Barcelona celebran uno de los tres goles de ayer en el Camp Noularazon

El resultado de la ida determinó un partido jugado a bajo ritmo en el que la mayor pegada del Barcelona pudo con las ganas del Sevilla

En el duelo a distancia que siempre es este fútbol tan insufriblemente dual que padecemos en España, Real Madrid y Barcelona empezarán la Liga en igualdad perfecta. Ambos atesoran ya una Supercopa, ganada además al mismo rival, este Sevilla al que Jorge Sampaoli quiere dar la vuelta como a un calcetín sin detenerse a pensar si, tal vez, no era mejor persistir en la filosofía ganadora que le imprimió su antecesor. Es verdad que después del 0-2 de la ida, el partido de anoche en el Camp Nou era poco más que un trámite. Pero no es menos cierto que resulta muy triste comprobar que el equipo cuya divisa es «dicen que nunca se rinde» ha cambiado el rigor por la charlatanería y ha trocado el espíritu de lucha en improductivo narcisismo.

Con todo, el comienzo del Sevilla fue prometedor, con la línea de presión alta como siempre y un disparo a puerta, esa hazaña que le fue vedada a los fieles que fueron al partido de ida. Ben Yedder rompió en velocidad, pero Bravo desvió su remate cruzado. Sucede que pretender intercambiar golpes con el Barça es como querer pelearse a bocados con un león: una imprudencia rayana en la estupidez. Así, Arda convirtió la primera ocasión local al batir por bajo a Sergio Rico tras recoger una espléndida asistencia de Messi, bien respaldado por André Gomes. Va a ser que el grande sigue teniendo más pegada que el que lo es menos.

Ese gol sentenciaba el título, si es que antes ya no lo estaba, y apagó el entusiasmo de un Sevilla incapaz de competir más de un cuarto de hora con centrocampistas como Correa o Ganso, que se mueven a ritmo de geriátrico. La cosa rompió en pachanga estival, y a lo peor nunca dejó de serlo, en un festivalito sin tensión que incluso permitió a los mortecinos sevillistas gozar de un penalti por manos de Umtiti que Iborra entregó a Claudio Bravo. Estaba en la cancha Konoplyanka, proclamado públicamente por Sampaoli como el «encargado de patear los penales». Pero no chutó el ucraniano, en lo que constituyó la enésima prueba del poco valor de la palabra de este entrenador.

El comienzo de la segunda parte confirmó definitivamente el carácter informal del partido, o tal vez fue una demostración del espíritu amateur que el cuerpo técnico sevillista reivindicó a su llegada: tonto peloteo entre los defensas visitantes que entregan el balón a Arda para que el turco marcase a placer el segundo. Sin solución de continuidad, Messi aprovechó para marcar con un espléndido cabezazo. Vaya en descargo del Sevilla que el calor y la humedad eran asfixiantes, pero ello no exime a sus futbolistas de tratar de impedir que algunas derrotas degeneren en becerrada. Hay situaciones humillantes, sobre todo en pretemporada, que se arreglan con un tantarantán a tiempo pero justo ese valor estimable del fútbol argentino no desea inculcárselo Sampaoli a sus chicos. Vaya por Dios.

Así que el Barcelona se divirtió a costa de un rival al que antes nadie quería ver ni en pintura y ahora acepta, mansurrón, las goleadas. Una manita a ida y vuelta. La tarifa ordinaria.

Ficha técnica:

3 - Barcelona: Bravo; Aleix Vidal, Mascherano, Umtiti, Digne (Jordi Alba, min.61), André Gomes, Sergio Busquets (Samper, min.73), Denis Suárez (Rakitic, min.73), Messi, Munir y Arda.

0 - Sevilla:Sergio Rico; Diego González, Iborra, Mercado, Ferreira, Kranevitter, Ganso (Franco Vázquez, min.56), Sarabia, Konoplyanka, Correa (Vietto, min.72) y Ben Yedder (Vitolo, min.62).

Goles: 1-0: Arda, min.10. 2-0: Arda, min.46. 3-0: Messi, min.55

Árbitro: Hernández Hernández (Comité canario). Mostró tarjeta amarilla a Umtiti (min.31) y a Sarabia (min.90).

Incidencias: Partido de vuelta de la Supercopa de España disputado en el Camp Nou ante 71.803 espectadores. Antes del encuentro, se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento, a los cien años de edad, del expresidente de la FIFA Joao Havelange.

Efe