Un quinteto inédito

Los quince títulos de la máxima competición europea que acumulan Real Madrid y Barcelona hacen de España el país más galardonado en la hoy denominada «Champions», donde también han sumado los representantes de la Liga diez subcampeonatos, los mismos que Inglaterra y sólo superados por Italia. El dominio histórico se observa en datos como que los cuatro máximos goleadores del torneo (Messi, Cristiano, Raúl y Van Nistelrooy) han jugado en algún momento en España o en irrupciones en las finales de secundarios patrios como el Atlético (1974 y 2014) y el Valencia (2000 y 2001). Hasta el Villarreal se quedó en 2006 a un penalti de jugarse el título. Es un dominio de cabo a rabo, en suma, si se considera que el Madrid ganó las cinco primeras ediciones y que de las últimas diez, la mitad se han festejado en territorio nacional.

En este curso 2015-16 se añade un eslabón más a esta cadena de éxitos, después de que el Valencia eliminase al Mónaco en la ronda previa: por primera vez en la historia, habrá cinco representantes de un mismo país en la fase definitiva de la Liga de Campeones. En la cúspide del ranking de clubes de UEFA (84,227 puntos contra los 65,891 de Alemania, que es segunda), España mete directamente a los tres primeros clasificados de la Liga en el bombo de Nyon. Desde esta temporada, el campeón de la Liga Europa obtiene como premio su promoción a la «Champions», lo que correspondió al Sevilla a causa de su entorchado de la segunda competición continental, el cuarto en nueve años. Pero como los sevillistas quedaron quintos en la pasada Liga, el Valencia mantuvo su derecho a jugar la fase previa. ¿Qué habría pasado de haber sido los sevillistas cuartos (que lo eran a falta de diez minutos para el final de la última jornada)? Pues que esa quinta plaza se habría ido al limbo. Un gol de Paco Alcácer en Almería salvó a los valencianos. No había apaño posible porque la final de la Europa Liga se disputó cuatro días después de aquel sábado de infarto.

La Premier tuvo la ocasión, hace ahora una década, de clasificar a un repóker de clubes. La UEFA permitió al Liverpool, campeón en la mítica final de Estambul, disputar las eliminatorias previas. Hubo de retorcer el reglamento para hacerlo, pues los «reds» habían quedado quintos en el campeonato doméstico, antecedidos por sus vecinos del Everton. Los hombres de (entonces) Rafa Benítez accedieron a la fase de grupos tras eliminar a rivales de Gales, Lituania y Bulgaria pero los «toffees» cayeron en el playoff... a manos del Villarreal, que en aquella campaña llegó hasta las semifinales, como ha quedado referido.

Se suele decir que la cantidad no hace la calidad pero, vista la facilidad con la que los clubes españoles obtienen éxitos internacionales, no debe descartarse que a los ganadores de las dos últimas ediciones los suceda un compatriota. Lo que no necesariamente haría feliz a todo el fútbol español, pues aquí se toman como desgracias las alegrías del vecino.