Opinión

Barça, sin cartera hay que tirar de cantera

El guión del Barça 5.0 lo escribirá Ansu Fati. Si tiene estrella, si el destino le sonríe, si la baraka no le deja tirado, los culés saldrán adelante; si no es así, tendrán que encomendarse al Altísimo

Ansu Fati, con el dorsal "10" en el Camp Nou
Ansu Fati, con el dorsal "10" en el Camp NouAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Aún recuerdo una didáctica rueda de prensa de ese Pep Guardiola cuya genialidad es directamente proporcional a su altanería. Siendo un servidor director de Marca uno de los míos le preguntó por qué la cantera del Fútbol Club Barcelona era mejor que la del Real Madrid. El de Santpedor dejó boquiabiertos a nuestros periodistas con una respuesta que tenía y tiene su aquel y que no deja de ser realismo puro:

-El Madrid no tiene peor cantera que nosotros, la diferencia es que aquí nos atrevemos a ponerlos en el primer equipo y allí no.

Eran tiempos en los que en el Dream Team guardiolesco eran titulares indiscutibles desde Xavi e Iniesta hasta Piqué o Puyol, pasando por el superlativo e irrepetible Leo Messi que llegó a La Masía con 12 años, lo cual le otorga inequívoca vitola de canterano. Oh là là!!! Es el fichaje más barato de la historia, ya que llegó de su Rosario natal prácticamente a coste cero, aunque no es menos cierto que el 10 argentino se desquitó con unas mejoras de contrato que situaron sus emolumentos en los 75 millones netos por temporada, esto es, 160 millones de coste empresa para el Barça. Buena parte de la ruina que es la casa blaugrana reside en estos estipendios que, obviamente, son más culpa del que los abonó que del que los cobró. Bartomeu olvidó que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar.

En el Madrid de Cristiano Ronaldo, que ha marcado una época tan impactante o más que la del Barcelona de Messi -digo “o más” y digo bien porque son cuatro Champions frente a cuatro-, han jugado sistemáticamente los de fuera. En el once titular de Zidane sólo fue indiscutible un muchacho salido de la prolífica Fábrica de Valdebebas: el extraordinario Dani Carvajal que, por cierto, siendo un imberbe fue el encargado de poner la primera piedra de la nueva Ciudad Deportiva junto a un tal Alfredo Di Stéfano hace casi 20 años. Antes que él sólo fue titularísimo el descomunal Íker Casillas, que recorrió todos los escalafones blancos hasta llegar al primer equipo profesional. Hay quien citará a Raúl González Blanco olvidando que se formó en los campos de Cotorruelo del Atlético de Madrid y que fue un regalo del histriónico Jesús Gil a Ramón Mendoza cuando le dio por desmantelar su fecunda cantera.

El Fútbol Club Barcelona es una sociedad que técnicamente está en default, lo que los economistas denominan quiebra técnica porque el pasivo supera al activo y no hay dinero en caja para afrontar las obligaciones más perentorias como salarios y pagos a proveedores. La deuda supera los 1.500 millones de euros, una cifra que duplica el presupuesto anual de la entidad. Consecuencia: no se puede acometer un solo fichaje. Cuando se habla de que los culés están interesados en Haaland o que quieren dar un golpe birlando al rival a Mbappé yo me desternillo porque es un imposible físico y metafísico.

Las carcajadas se escuchan estos días en Sebastopol cuando el periodismo barcelonés da prácticamente como hecho el fichaje de Pogba el próximo julio, un Pogba que llegaría con la carta de libertad del Manchester United. Es un desiderátum porque el superlativo todocampista francés exigiría no menos de 50 millones de prima de fichaje amén de un salario que en ningún caso bajaría de los 15 kilazos netos por temporada. ¿Si no tienen para apoquinar los 12 que cuesta echar a Koeman ni los 4 que adeudan a Setién cómo van a afrontar una operación tan descomunal?

Y vienen curvas, muy curvas. Hay que tener en cuenta, además, que el banco de inversión más poderoso del mundo, Goldman Sachs, les prestó 500 millones de euros para poder salir de la brutal crisis de liquidez que padecieron a principios de este verano. Quinientos kilos que tendrán que devolver porque estas firmas financieras no se andan con chiquitas y acaban cobrando por las buenas o por las malas. Ya les han indicado cuál es el camino a seguir: vender más jugadores, enajenar patrimonio o convertirse total o parcialmente en sociedad anónima. Más le vale a Laporta espabilar porque, si no, el próximo verano tendrá que responder con su patrimonio del desfase patrimonial. Claro que ya se las ha apañado para trucar las cuentas dando más pérdidas en la temporada 20/21 con el fin de presentar el próximo verano un resultadazo que mantenga a buen recaudo su dinero y el de los que se lo prestaron, como ese enemigo de España que es Jaume Roures.

Koeman, Jordi Cruyff o el que venga en verano ha de apretarse igualmente el cinturón y dejar para mejores tiempos esa costumbre de fichar de un Barça que en su tiempo fue el número 1 con la llegada en 1982 de Diego Armando Maradona por 1.200 millones, de Romario a mitad de los 90, de Ronaldo Nazário de Lima en el cambio de siglo, de Ronaldinho en 2003 o de Ibrahimovic en 2009.

Por perlas en las categorías inferiores o ya en el primer equipo no será. La artesanía culé nunca falla. Ahí están Riqui Puig, cuyo físico enclenque es su peor enemigo; Pedri, que en realidad jamás pasó por La Masía pero llegó a precio de ganga de la Unión Deportiva Las Palmas, y un largo etcétera adornado por peloteros tan prometedores como Araújo, Mingueza, Nico González, Gavi, Demir o Iñaki Peña. Y, por supuesto, ese Ansu Fati que no sólo ha heredado el dorsal de Leo Messi sino que, además, atesora potencial más que suficiente para ser el sucesor del argentino o por lo menos aproximarse. Ayer reapareció tras sus cuatro operaciones de rodilla y devolvió al Camp Nou una miaja de esa ilusión perdida. El guión del Barça 5.0 lo escribirá el bisauguineano. Si tiene estrella, si el destino le sonríe, si la baraka no le deja tirado, los culés saldrán adelante; si no es así, tendrán que encomendarse al Altísimo. Porque en Can Barça no hay otro como él. Que sepamos.