Europa League

El Barcelona vence y convence ante el Nápoles (2-4)

El equipo de Xavi destruye al Nápoles en un partido redondo tanto con el balón como sin él y se mete en los octavos de la Europa League. Marcaron Alba, De Jong, Piqué y Aubameyang

Los jugadores del Barcelona celebran uno de sus tres goles
Los jugadores del Barcelona celebran uno de sus tres golesGregorio BorgiaAgencia AP

Xavi ya vio por fin lo que tanto quería. En un gran escenario y ante un buen rival su Barça firmó un partido redondo para meterse en los octavos de la Europa League. Tuvo intensidad e intención en la presión y control con la pelota cuando el resultado estuvo a favor. Hubo velocidad en la circulación, la orquesta funcionó con armonía y fueron cuatro goles como pudieron ser otros cuatro más. Un paso adelante, sin duda, para un equipo necesitado de noches así.

Y todo empezó con un córner en contra... La jugada era la de la mano levantada: en vez de colgar el balón, tocar por bajo a una incorporación al primer palo, para que se la devolviera y centrar de segunda, con los futbolistas más removidos en el área. Pero el arranque fue malo y a partir de ahí todo salió al revés. El pase corto fue a un rival, Aubameyang, y desde ahí empezó lo que parecía más una carrera o un partido de rugby que uno de fútbol. El delantero arrancó y avanzó muchos metros antes de dársela a Adama, que aceleró todavía más sin que nadie pudiera «placarlo» hasta llegar cerca del área y hacer otra cesión a su derecha, por donde apareció Jordi Alba para resolver con su pierna mala. Pero es que cuatro minutos después en una recuperación encontró espacios Frenkie de Jong, que fue avanzando sin oposición ante el clamor del estadio Diego Armando Maradona, que se temía lo peor, y sucedió con un toque preciso desde fuera del área, la típica curva de la felicidad cuando se golpea bien la pelota con el interior.

Vencía el Barcelona con efectividad, pero también convencía con su juego de presión. En Nápoles no había marcha atrás: ganar o eliminado; y Xavi arriesgó con un planteamiento en el que el equipo estaba muy tirado arriba. Robó un montón de pelotas y acorraló al Nápoles. Cuando van de forma ordenada hay muy pocos jugadores como Busquets. Al veterano mediocentro le cuesta cubrir mucho campo, pero en la presión conjunta es el más listo y siempre intuye por dónde puede ir la acción. Recuperó uno, dos, tres balones. Menos encorsetado, se vio la mejor versión de Frenkie de Jong, participativo en la creación y con llegada al área. Estaba más activo el neerlandés que Pedri, selectivo en la búsqueda de sus pases interiores. Se movió bien Ferran Torres saliendo de la izquierda hacia el centro, desbordó Adama, desahogó Aubameyang... Era una gran actuación del conjunto español con el peligro de su propuesta: si se superaba la presión había mucho campo para la contra. Una de las veces que se escapó Osimhen estuvo inocente Ter Stegen en su salida cuando el balón ya se iba al córner, e hizo penalti. No perdonó Insigne.

El partido seguía vivo, pero la respuesta del conjunto español fue formidable e inesperada porque lleva el Barça un par de temporadas en las que a la mínima se viene abajo. Insistió en la idea y tuvo un rato de asedio, casi siempre con el mismo guión, al conseguir el balón en campo contrario. Aubameyang rozó el tercero en dos ocasiones, después Ferran tuvo otro par... Respondía el Nápoles con alguna transición de Osimhen, pero replegó bien la defensa. Echaba en falta el Nápoles más participación de futbolistas como Fabián. El premio le llegó al Barcelona justo antes del descanso. Fue Piqué quien encontró la portería de forma asombrosa, tras un regate y un disparo con la zurda.

Se esperaba la reacción del equipo local y Spalletti sacó a Politano, que dio una marcha más y marcó, pero ya tarde. Sólo fue un amago. Se diluyó el conjunto italiano, o lo anestesió el Barcelona, que esta vez sí se defendió con la pelota. En el Diego Armando Maradona se empezaba a escuchar «olé, olé» con cada pase, ante una afición local en silencio. Y justo como cierre de los vítores llegó la sentencia. El mejor gol de la noche, visto en conjunto. La pelota fue rápido de un lado a otro hasta que Adama encontró el espacio, centró al área por abajo, la dejó pasar Frenkie de Jong y Aubameyang la clavó en la escuadra. Un tanto extraordinario en la elaboración y en la finalización que rindió definitivamente al Nápoles.