F. C. Barcelona
La casa del terror del Barça
Visita a la Real, a la que no vence en Anoeta desde 2007. «No se nos da bien, pero está más cerca el día que ganemos», dice Luis Enrique.
Visita a la Real, a la que no vence en Anoeta desde 2007. «No se nos da bien, pero está más cerca el día que ganemos», dice Luis Enrique.
Ha intentado de todo Luis Enrique contra la maldición que sufre su equipo en Anoeta. Para empezar, psicología, no hablar del pasado en la conferencia de prensa, no hacer referencia a las veces que lleva sin ganar el conjunto azulgrana en el campo de la Real. Pero nada. Sumó otro tropiezo más. Ahora son ocho consecutivos los duelos en los que no ha conseguido imponerse allí, y Luis Enrique deja la psicología a un lado, o le da la vuelta: «Está más cerca el día que ganemos en Anoeta», dice. «Todos los jugadores y los que trabajamos en el Barça somos conscientes de la dificultad del rival por lo que hace en el terreno de juego y por lo que representa el estadio, donde nos cuesta mucho ganar», continuó el técnico, que también ha recurrido al análisis como antídoto: «Analizar y ver las cosas es fácil, luego hay que mejorar el rendimiento». Es decir, el Barcelona sabe lo que se va a encontrar, pero está por saber si en esta ocasión podrá sobrevivir a ello y sabrá cómo hacerle frente. La última vez lo hizo de milagro. El partido de Liga disputado hace apenas un mes y medio terminó 1-1, pero el Barça se llevó un serio correctivo. No se recuerda un duelo en el que el rival sometiera a los azulgrana durante tanto tiempo, casi los 90 minutos. «Ellos merecieron ganar claramente», admitió Luis Enrique. Parecía el mundo al revés: el Barcelona necesitaba el triunfo, pero estaba encerrado y no lograba salir. Perdía el balón una y otra vez y los medios no conectaban con el tridente. La Real presionaba y jugaba como si fuera el Barcelona y le ganó la posesión. Si otras veces pudo ser mental o por mala fortuna, el último pinchazo fue una cuestión futbolística: Eusebio, el entrenador donostiarra, bebió del Barça de Cruyff como jugador y fue segundo técnico de Rijkaard, además de preparador del filial, por lo que sabe cómo hacer cosquillas al conjunto catalán. Tras esa exhibición, su nombre ya entró en las listas de sucesores de Luis Enrique si el asturiano no siguiera. Su futuro es incierto y lo seguirá siendo hasta dentro de unos meses porque él funciona así. Va año a año y seguramente cuando detecte algún síntoma extraño decidirá no continuar. No opina que esa incertidumbre pueda afectar al equipo, aunque sí genere un incómodo runrún. Otro más, pues el año ha empezado movido con el tema de Piqué con los árbitros y, sobre todo, con el de la renovación de Messi, que ayer vivió un capítulo que rozó el surrealismo. Un medio británico publicó una supuesta entrevista en la que el argentino decía que seguiría en el Barcelona mientras allí quisieran. Resultó ser falsa, y el periodista que firmaba la noticia, el uruguayo Diego Jokas, desmintió por Twitter que trabajara para ese medio y que hubiera hablado con el «10» del Barça. La renovación está estudiándose porque el Barcelona no puede pasarse en la cantidad de presupuesto dedicado a contratos.
El equipo, mientras, se afinó ante Las Palmas y hoy tiene la prueba de la Real, que no sabe si podrá recuperar a Carlos Vela.
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