Barcelona
Lopetegui se mira en el espejo de Guardiola
Oporto y Bayern de Múnich son dos equipos construidos a imagen y semejanza de sus técnicos, antiguos compañeros en el Barcelona y hoy «profetas» de un mismo estilo.
Oporto y Bayern de Múnich son dos equipos construidos a imagen y semejanza de sus técnicos, los españoles Julen Lopetegui y Pep Guardiola, antiguos compañeros en el Barcelona y hoy "profetas"de un mismo estilo de fútbol que defienden hasta sus últimas consecuencias.
El preparador del conjunto portugués es un declarado admirador del llamado "tiki taka"que practicaba el Barça dirigido por su excompañero en el vestuario culé -pasaron tres temporadas juntos-, y, en su primer desafío como entrenador principal de un gran club, no ha escondido su ambición de emularlo.
Ahora tendrá oportunidad de hacerlo el próximo miércoles 15 en el duelo de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones, en el que todas las apuestas dan como favoritos a los alemanes frente a unos "dragones"que intentarán hacer valer el factor sorpresa.
Aunque mayor en edad -tiene 48 años, cuatro más que el histórico "cerebro"azulgrana-, Lopetegui acaba de comenzar su carrera en la elite después de brillar al mando de las categorías inferiores de la selección española.
Tanto en la sub-19 como en la sub-21 hizo del control de pelota, la posesión y el "jogo bonito"su bandera, una carta de presentación que atrajo a un Oporto que apostó fuerte por él.
Admirador del Barça de Cruyff y Guardiola, el incombustible presidente Jorge Nuno Pinto da Costa, el más exitoso del fútbol europeo, apostó por Lopetegui para volver a la senda de los títulos, a pesar de la inexperiencia a nivel de clubes de alto rango.
Los "dragones"se han acostumbrado al éxito durante las últimas décadas, coronadas con dos Copas de Europa (1987 y 2004), y no dudaron a la hora de tirar de chequera para reforzar al equipo y recuperar su hegemonía en Portugal y su prestigio en Europa.
A los traspasos de Adrián (11 millones de euros por el 60 % del pase), el holandés Martins Indi (7,7), Brahimi (6,5), el camerunés Aboubakar (3 por el 30 % de sus derechos económicos), Marcano (2,65) y los brasileños Otávio (2,5) y Evandro (2,35), se sumaron las cesiones de jugadores jóvenes de sobrado talento, como Óliver (Atlético de Madrid), Tello (Barcelona) y Casemiro (Real Madrid).
Con estos mimbres, Lopetegui compensó las salidas -multimillonarias, como es costumbre en los "dragones"- de hombres importantes como el francés Mangala o el brasileño Fernando, ambos al Manchester City, y construyó un equipo construido en base al fútbol de toque que tanto le gusta.
Los comienzos no fueron fáciles. El Oporto se mantiene segundo en Liga a tres puntos del Benfica y ha sido eliminado de las dos competiciones coperas de Portugal, aunque su brillante trayectoria en Champions, en la que está invicto, ha disipado -al menos de momento- las dudas sobre continuidad.
"Es un entrenador que ha marcado claramente su estilo, de iniciativa, posesión, toque, saliendo a partir del portero, con sus extremos ensanchando el campo, con medios con mucha movilidad", definió André Villas-Boas, hoy preparador del Zenit ruso y todo un referente en el Oporto tras lograr en la campaña 2010-2011 un histórico póquer de títulos.
La presión alta con la idea de robar cuanto antes la pelota es uno de los dogmas que comparten tanto el vasco Lopetegui como el catalán Guardiola.
Sin embargo, la juventud del plantel de los blanquiazules contrasta con la experiencia del conjunto bávaro, habituado a este tipo de lides.
Ninguno de los miembros del "once"tipo del equipo portugués supera la treintena y el delantero colombiano Jackson Martínez es, a sus 28 años, el más veterano.
Pese a las numerosas bajas -Robben y Ribery entre ellas-, el Bayern por el contrario cuenta con una plantilla de ensueño a la que no le faltan galones, como los que aportan Xabi Alonso (33), Lahm (31) o Dante (31).
Una de las incógnitas del encuentro será ver cuál de los dos se adueñará de la posesión.
En esta edición de la Liga de Campeones, el Oporto presenta una media del 61 % por partido, frente al 70 % de sus rivales. (Efe)
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