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Messi, el ausente

Messi, el ausente
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Todo estaba preparado en el Barcelona para que ayer, víspera de Reyes, el entrenamiento fuera una fiesta para los niños. La sesión de trabajo en el Miniestadi era de puertas abiertas y hasta allí acudieron más de 11.000 aficionados azulgrana que se quedaron con las ganas de ver a Messi. Porque el argentino, según él, aquejado de una gastroenteritis no acudió a la cita con los niños y con los hinchas más maduros que querían verle de cerca, posibilidad que no tienen en la Ciutat Sportiva porque allí las sesiones de trabajo son a puerta cerrada.

Nadie contaba en Can Barça cuando se programó el entrenamiento –todas las temporadas suele ser el mismo día–, que un gol de Jordi Alba en propia puerta y unas declaraciones de Zubizarreta iban a desencadenar la enésima crisis en el club. Lo de Zubi se supo más tarde, cuando los niños se echaban la siesta antes de ir a la Cabalgata, pero la ausencia de Messi se comprobó en cuanto los jugadores fueron haciendo su aparición en el terreno de juego. ¿Dónde está Leo? La pregunta corrió rápidamente por los graderíos; los aprendices de fotógrafos –expertos ya en selfies– interrogaban a sus padres con la mirada. La respuesta comenzó a saberse minutos más tarde. La maldita gastroenteritis le había dejado maltrecho en su residencia. No tuvo fuerzas para ir, ni siquiera, a saludar. Debía de estar muy afectado por el mal. Tampoco fue a un hospital a repartir juguetes a los niños allí internados como hicieron varios jugadores. Lo mejor para Leo era cuidarse porque el jueves hay partido copero contra el Elche y el domingo le espera el huracán de Simeone en el Camp Nou, un partido que puede ser clave tras la decepcionante derrota de Anoeta, en la que Messi sólo participó a medias por mor de Luis Enrique.

Sin embargo, la «espantada» de Messi no es nueva. ¿Casualidad? Temporada 2011-12, septiembre, segunda jornada de Liga, tras el paréntesis por los partidos internacionales en los que Leo juega con Argentina; el Barcelona viaja a San Sebastián para enfrentarse a la Real Sociedad y Pep Guardiola, técnico azulgrana, decide que Messi se quede en el banquillo. Juega sólo 29 minutos y sustituye a Thiago. El empate (2-2) no dejó muy contento al equipo. Al día siguiente la plantilla está citada para un entrenamiento. Messi, con una gastroenteritis, no acude a la cita. ¿La historia se repite?

Las relaciones del jugador con Luis Enrique, que ayer tuvo que escuchar gritos en su contra, cuentan en el entorno azulgrana que no son las mejores. Falta comunicación y parece que en el entrenamiento del sábado tuvo una discusión con el entrenador asturiano, que era el encargado de arbitrar el partidillo de cinco contra cinco que disputaban algunos jugadores. Y, además, aseguran –la Cope lo hizo público– que Messi considera a Luis Enrique el principal culpable de la marcha del equipo. Y le acusa de tomar decisiones desde la autosuficiencia.