Papel
5-0. Rusia, a lo grande ante Arabia Saudí
La anfitriona no tuvo rival en el combinado que dirige Pizzi y le hizo una «manita». El «español» Cheryshev, dos goles
La anfitriona no tuvo rival en el combinado que dirige Pizzi y le hizo una «manita». El «español» Cheryshev, dos goles.
Desde Rusia con goles. La selección anfitriona se quitó los miedos y las dudas con una goleada ante Arabia Saudí, entrenada por Juan Antonio Pizzi, que ofreció poca resistencia y que se desvaneció con el tempranero gol de Gazinsky cuando no se había cumplido el cuarto de hora. Un triunfo incontestable y que le permite mirar el futuro ante Uruguay y Egipto con más optimismo del que tenían los propios aficionados rusos antes del comienzo del Mundial. Y eso que los partidos inaugurales están, casi siempre, marcados por el mal juego y la igualdad.
Ayer, al menos hubo cinco goles y un equipo, Rusia, que propuso algo más que los árabes de Pizzi, endeble y torpe a la hora de defender y con muchas carencias en el juego ofensivo cuando sus voluntariosos jugadores pusieron cerco a Akinféev. Todo fue coser y cantar para los de Cherchesov , un técnico que pasó a jugar con una defensa de cuatro cuando su idea siempre ha sido actuar con cinco en el fondo. Las lesiones le obligaron al cambio y todo le salió bien a Rusia, que tuvo en el exquisito Golovin y en el «español» Cheryshev a sus dos hombres básicos. El jugador del CSKA, un prodigio técnico, fue el encargado de mover al equipo y, además, cerró la cuenta con un golazo de falta para regocijo de Putin. El futbolista del Villarreal entró mediada la primera parte por la lesión de Dzagoev. Hizo el segundo gol tras una buena combinación y después de driblar a dos defensores batió al meta saudí. Era el tanto de la tranquilidad y el que acababa por aflojar al equipo de Pizzi, que dejó desguarnecida su defensa cuando se fue al ataque y que perdía muchos balones en el centro del campo.
Quiso estirarse Arabia tras el descanso. Lo tenía todo perdido y hubo un par de intentos, que sirvieron para certificar la ineficacia de sus delanteros. Con los «halcones verdes» entregados para Rusia todo fue más sencillo. Dzyuba, de cabeza, marcaba el tercero y el triunfo era ya inapelable. Se había ido Smólov, la estrella, que ayer perdió protagonismo ante el juego de Golovin, que fue el encargado de poner la brillantez y el sentido al juego ruso.
Tres goles, todo decidido y tiempo para que Cheryshev, en posición dudosa, hiciera el cuarto con un potente y perfecto disparo. Por cierto, no hubo VAR y el árbitro Pitana, argentino, no tuvo problemas. Señaló una falta en la última jugada del tiempo extra que Golovin se encargó de lanzar de forma magistral por encima de la barrera y que sirvió para firmar la «manita». Una goleada, quiza, excesiva, pero cuando el rival da tantas facilidades en un Mundial se aprovecha todo. Y eso es lo que hizo Rusia en su debut.
Ganó con autoridad, con buenos detalles y con capacidad a la hora de definir. Marcó dos goles de cabeza, tuvo la pelota, no sufrió en defensa y dentro de que no es una selección con aspiraciones, el triunfo le puede servir para meterse en octavos. Pero las pruebas ante Uruguay y Egipto tienen más enjundia, son mucho más complicadas. Porque no será lo mismo tener enfrente a Salah o Cavani que al torpe de Al Sahlawi, un jugador con mucho nombre en Arabia, que pasó inadvertido en un partido donde tenía que haber dado un paso al frente. Para Rusia todo fue una fiesta. Goleada, ambiente a favor, afcionados locos, pero hay que analizar el juego y lo de ayer no fue un examen definitivo. Vendrán pruebas más duras.
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