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Mario Fernandes, un brasileño que hizo de Rusia su casa

Juega con la selección anfitriona, pero no entiende nada de ruso. Dice que lo que más le gusta es el himno y salió de su país para encontrar en Moscú el lugar donde encontrarse a sí mismo

Mario Fernandes celebra un triunfo de Rusia / Efe
Mario Fernandes celebra un triunfo de Rusia / Efelarazon

Juega con la selección anfitriona, pero no entiende nada de ruso. Dice que lo que más le gusta es el himno y salió de su país para encontrar en Moscú el lugar donde encontrarse a sí mismo.

Cada personas somos un nudo en el universo, como dijo el poeta; pero hay algunas que son un nudo indescifrable. Cuando esta tarde Jordi Alba suba por la banda izquierda, la derecha de Rusia, se va a encontrar con un brasileño al que nunca comprendieron en su país. Mario Fernandes juega con la selección organizadora, pero no entiende nada de ruso, aunque dice que lo que más le gusta es el himno y salió de su país para encontrar en Moscú el lugar donde encontrarse a sí mismo.

Justo lo contrario de lo que les suele suceder a los futbolistas brasileños, que cuando abandonan su país, aprovechan cualquier día de vacaciones para volver y si pueden, retrasar cuanto antes su regreso.

Mario Fernandes se fue de Brasil al CSKA en 2012 y resultó que había llegado a su verdadero hogar: en el frío, en otro idioma, pero en otra vida. Era eso lo que quería.

En el fútbol brasileño nunca estuvo a gusto y si no se perdió definitivamente fue por muy poco. «En la vida nocturna, todo el mundo sabía cuando jugaba en Brasil, en Porto Alegre, yo salía, bebía incluso, entonces, claro que me arrepiento de eso», ha asegurado cuando le preguntan por lo que sucedió en Brasil.

La verdad es que si se perdió. Desapareció un viernes y no le encontraron hasta tres días más tarde, después de que la familia movilizara a la Policía, revisasen las cámaras de seguridad de los aeropuertos, donde se le vio la última vez y apareciese, al fin, lejos de su casa, sin explicar nunca que fue lo que sucedió.

Tímido, poca amigo de la prensa, consiguió superar ese episodio hasta que fue convocado por el seleccionador Mano Menezes. Pero nunca se presentó. Se dijo que perdió el avión, que se quedó dormido, que no quería jugar. «Claro que me arrepiento, no me presenté por motivos míos», asegura ahora. Tres años después, en 2014, Dunga le hizo debutar en un amistoso con Brasil porque consideraba que necesitaba otra oportunidad. Esta vez fue, jugó y dos años después descubrió que siempre había querido ser ruso.

Putin oyó su llamada y le dio nacionalidad express para que pudiese disputar el Mundial en el que Rusia quiere exhibirse al mundo. Hoy, Mario entenderá mejor a los españoles que a sus compañeros.