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Sevilla y Lyon se miran en el espejo

Los franceses son el rival en la lucha por la segunda plaza. En el Pizjuán se exige algo más que las victorias basura logradas en Liga

El entrenador del Sevilla, Jorge Sampaoli, en rueda de prensa tras el entrenamiento hoy con su plantilla en la ciudad deportiva del club larazon

Los franceses son el rival en la lucha por la segunda plaza. En el Pizjuán se exige algo más que las victorias basura logradas en Liga

Hubo un tiempo no demasiado lejano en el que el Sevilla aspiraba a ser como el Olympique de Lyon: un club siempre invitado a los grandes bailes del fútbol continental, pero consciente de que su presencia se debía a su capacidad para comprar barato y vender caro. El presidente lionés, Jean Michel Aulas, es un detector de talento tan avezado como Monchi y a esa capacidad le añade una habilidad innata para la negociación: la venta del mediocre Mahamadou Diarra por cerca de 40 millones de euros al Madrid es sólo una pequeña muestra de cómo se las gasta el mozo.

Por aquellas calendas, crecía el Sevilla gracias a las ventas de Reyes, Sergio Ramos y Julio Baptista, entre otros, si bien la manera elegida por hispalenses y franceses de colarse en el patio de los grandes fue distinta: los unos empezaron a acumular copas de la UEFA, mientras que los otros se asomaban a las rondas decisivas de la Champions, primero con la plantilla liderada por Juninho y con secundarios tan estupendos como Malouda y Abidal; después, con la eclosión de la generación de Benzema y Ben Arfa, complementada por extranjeros de fuste como Carew, Lisandro o Pjanic.

El desembarco de los cataríes en el PSG, con su cargamento de petrodólares –y en menor medida de los rusos y sus «gasrublos» en Mónaco–, puso en cuestión el modelo de Aulas, incapaz ya de ganar la liga francesa y anónimo en Europa. Esta temporada, sin embargo, el centro de formación del Olympique ha parido otra quinta ilusionante, cuyo mascarón de proa es el delantero Alexandre Lacazette, pero que cuenta con chavales menos conocidos capaces de discutirle al Sevilla la segunda plaza de un grupo en el que el liderato parece prometido a la Juventus: Nabil Fekir, un excepcional mediapunta a quien sólo una grave lesión privó de jugar la Eurocopa, el también internacional Grenier y el centrocampista Tolisso, sin olvidar al catalán Sergi Darder, conforman un plantel competitivo.

La juventud es el principal pecado de este Lyon que entrena Bruno Genesio, un hombre de la casa promocionado para el cargo como recambio de emergencia y que se ha revelado como un técnico de gran nivel. Si Aulas consigue retener a sus estrellas emergentes (este verano traspasó a Umtiti al Barcelona), el club recuperará el esplendor perdido, que es lo que justamente pretende hacer con una victoria en el Sánchez Pizjuán. Con tres puntos gracias a su triunfo en la primera jornada, constituye un rival peligroso para un Sevilla obligado a ofrecer a su gente algo más que las victorias basura logradas en Liga y que enmascaran a duras penas el hedor a fracaso que desprende el proyecto de Jorge Sampaoli.

El entrenador argentino compareció ayer muy tocado no sólo por la derrota de San Mamés, sino porque las críticas al mal juego del Sevilla son clamorosas a la vera del Guadalquivir. Parece un hombrecillo superado por la responsabilidad, como si un becerrista adolescente tuviese que lidiar a un miura en La Maestranza. Anunció Sampaoli cambios, concretamente los regresos de Ganso y Ben Yedder, dos fichajes millonarios ausentes de las últimas convocatorias. Los necesita para producir algo más en ataque porque, al contrario de lo que anunció el orgiástico 6-4 contra el Espanyol en la primera jornada de Liga, su equipo es menos dañino que una merluza al vapor. Al menos, en Bilbao se vio al mejor Nasri. En sus manos está el Sevilla.

Sevilla: Sergio Rico; Mariano, Pareja, Kolodziejczak o Mercado, Escudero; N’Zonzi, Franco Vázquez; Kiyotake, Nasri, Vitolo y Vietto.

Olympique Lyon: Lopes; Yanga-Mbiwa, Nkolou, Morel; Kemen o Gaspar, Tolisso, Gonalons, Derder, Rybus; Fekir y Cornet.

Árbitro: Bas Nijhuis (Holanda).