F. C. Barcelona
Un despliegue como el del último clásico en el Bernabéu
El intento de atentado en Saint denis transformó la seguridad de este tipo de eventos
Los atentados del 13 de noviembre en París cambiaron la forma de entender la seguridad en los espectáculos masivos de la Europa occidental. Ocho días después, el Santiago Bernabéu se convirtió en un búnker antes y durante la celebración del clásico entre el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona. Francotiradores en el tejado del estadio y en los edificios cercanos, dos anillos de seguridad que no se podían franquear sin cacheos y petición de documentación y los agentes de la Policía Nacional con armas largas y escudos en cada esquina. Más allá de la polémica de las banderas «esteladas», la Delegación de Gobierno de Madrid ha previsto un despliegue similar al de aquel día, acorde con la importancia del evento, con la gran cantidad de personas que se van a dar cita y con el estado de alerta en el que se encuentran los países de este lado del continente. Nadie podrá acceder a las puertas del estadio sin entrada o acreditación desde tres horas antes del choque y los registros tras pasar los tornos van a ser más exigentes que de costumbre, a cargo de la empresa de seguridad contratada por la Federación y el Atlético de Madrid.
Las autoridades quieren la mayor normalidad posible, pero las circunstancias mandan, así que los helicópteros volarán desde antes del mediodía sobre el Calderón y la patrulla del subsuelo revisará y sellará cada alcantarilla y retirará contenedores y papeleras de las zonas más próximas.
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