Real Madrid
¿Cómo se ganaba?
El Real Madrid empata contra el Eibar su cuarto partido consecutivo. Fue el peor de los encuentros, bastante gris y sin intensidad.
El Real Madrid empata contra el Eibar su cuarto partido consecutivo. Fue el peor de los encuentros, bastante gris y sin intensidad.
Tiene un problema el Real Madrid en las áreas, un problema en cada área, en realidad: en la suya no defiende con contundencia; en la rival no marca como hacía. Y así ha dejado de ganar y los tres empates, que eran una anécdota, se han convertido en un asunto grave, sobre todo después del encuentro de ayer contra el Eibar, al que sólo hizo un gol, después de haber recibido uno en la primera jugada de ataque del equipo rival. No hubo más: el conjunto de Zidane se mostró como un equipo convaleciente, sin el carácter de otras veces, sin el apretón final y suma su cuarto empate consecutivo.
Fue el juego, pero también, o más, la imagen del conjunto de Zidane lo que sorprendió a la grada del Bernabéu. Era el día para dejar atrás todos los fantasmas y ahora, sin embargo, han entrado más en el sótano de la casa blanca. Tiene un par de semanas para solucionar los defectos que se han agudizado estos días. El entrenador habló de falta de intensidad como problema principal. Y es verdad que faltó, tanto al principio, como al final, del choque, pero además no hubo juego continuo y se abusó de los centros. El Madrid abrió mucho el campo, sin éxito.
Dominó el partido, pero lo hizo sin hambre y como si ganar no fuera necesario. En ningún momento el Éibar sufrió el acoso que te mete atrás y casi siempre te derriba. Al revés, en los últimos minutos el conjunto visitante se creció y dio un paso para delante, mientras el equipo local daba muestra de un cansancio evidente, sin fuerzas para apretar.
El Madrid recibe goles y además no marca. Los tres de ataque sufren una preocupante baja; sobre todo, Benzema, que se marchó en el descanso después de pasar por el choque de puntillas, con su peor cara, la del futbolista abstraído o ensimismado y desconectado del juego. Cuando más presión tiene por la competencia de Morata, peor rendimiento ha mostrado. El canterano salió en el descanso, puso esfuerzo, como siempre, y más dedicación, pero no cambió el resultado. Bale estuvo más vivo al principio, cuando parecía inalcanzable para los rivales; pero como le sucede estos días, acabó sin aire. Sin embargo, hizo el tanto y un sorprendente remate suyo de cabeza en la segunda mitad fue el mejor ataque de los blancos. Ronaldo estuvo intermitente, pero eligiendo bien las acciones.
Sin gol y sin una defensa que cierre bien, el Madrid ha perdido el gas al tiempo que va perdiendo futbolistas por las lesiones. De baja Modric, en el calentamiento se cayó James. Tuvo que salir Kovacic y no es lo mismo. Lo intenta el croata y le pone corazón como ninguno, pero el equipo se resiente. Terminó muerto, sin fuerza para nada. En el descanso, además, no pudieron seguir ni Benzema ni Varane, pero la verdad es que ninguno de los dos estaba mostrando su mejor partido.
Ni ellos ni casi nadie. Ha entrado el Madrid en un bucle y no sabe salir de él. Otro día, haber empatado un tanto en contra y tener toda la segunda parte por jugar, hubiese acabado con una goleada clara y la alegría del Bernabéu. Contra el Eibar no hubo esa posibilidad. Al Madrid se le ha olvidado marcar y, lo que es peor, hacer ocasiones. Si todo ocurre por la ausencia de Modric, entonces le queda un mes muy duro.
Al conjunto vasco le bastó con defenderse con orden, sin agobios y plantarse un par de veces en el área rival. Con eso, hizo temblar las piernas de la defensa del Madrid, que no está para muchas alegrías. Se acabó el tiempo de eso, ahora toca reflexionar y acordarse de cómo era todo antes.
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