Real Madrid

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El Madrid coge vuelo en Anoeta

Gran partido del equipo de Zidane contra la Real Sociedad. Mayoral, titular, fue el nueve que buscaba y marcó el primero y fabricó el segundo. Bale volvió a demostrar sus virtudes en el tercero

Sergio Ramos, Bale y Asensio, después de uno de los goles del Madrid ayer en Anoeta
Sergio Ramos, Bale y Asensio, después de uno de los goles del Madrid ayer en Anoetalarazon

Gran partido del equipo de Zidane contra la Real Sociedad. Mayoral, titular, fue el nueve que buscaba y marcó el primero y fabricó el segundo. Bale volvió a demostrar sus virtudes en el tercero.

No hay nada como una situación complicada, un partido donde ya se tienen que decidir cosas como para ver la mejor cara del Real Madrid. Tiene un espíritu competitivo que casi nadie iguala. Le esperaba un encuentro intenso en San Sebastián, con demasiado en juego, con muchas bajas y lo resolvió con la naturalidad con la que en los últimos tiempos afronta este tipo de duelos trascendentales. La Real Sociedad había ganado los tres primeros encuentros de Liga y estaba más optimista que nunca, pero el equipo de Zidane la redujo, le quitó el balón y cuando quiso reaccionar, la velocidad de Bale la mató. Antes había sido el oficio de Mayoral, el nueve suplente, el chico que tiene que hacer de Morata esta temporada y que parece que ya se ha aprendido el papel. Echaba el Madrid un delantero centro para resolver las ocasiones que generaba y Mayoral, el canterano que se fue sin suerte a Alemania, dio el paso adelante que se le pedía y que necesita el Real Madrid para días como ayer. Su segundo tanto es una demostración de personalidad para pelear por la pelota, continuar con la jugada y acabarla, con suerte.

Delantero

En el primer gol hizo de delantero, llegando desde atrás para aprovechar la virguería de Ramos, el central que pasó mucho tiempo en el área rival. Estaba haciendo una chilena, evitando con su cuerpo que el defensa de la Real llegase al balón, mientras que por el otro lado, de cara, apareció Mayoral y le pegó al balón con la espinilla. Adentro, que era lo importante. Porque tras dos empates seguidos en Liga, necesitaba el Madrid ganar para que no escapase el Barcelona y para no permitir ninguna duda. El gol de Mayoral allanó el camino.

El gol fue una consecuencia del dominio madridista. La Real necesita la pelota para vivir, pero ésta fue de los de Zidane durante toda la primera mitad. El francés situó a Casemiro detrás de una línea que formaban Bale, Isco, Modric y Asensio y delante de ellos Mayoral. Eso era el dibujo de salida, luego el equipo va cambiando, adaptándose a lo que pide el partido y aprovechando la movilidad de futbolistas como Isco y Asensio que aparecen por cualquier lado del campo. Fue Modric quien puso orden a todo y el Madrid movía la pelota con mucha calma y con un dominio absoluto de la situación.

Theo

Es el Madrid de los jugadores con talento que disfruta con la pelota. La Real Sociedad se cansó de perseguir el balón sin éxito. Y para profundizar, Theo rompía por la izquierda con su habitual potencia, pero también con más criterio que otros días. Odriozola le perseguía hasta que decidió que la mejor forma de evitar las subidas del sustituto de Marcelo era buscarle su espalda. Por ahí respiró la Real y por ahí vio una salida a un partido en el que estaba en su campo sin la pelota, persiguiendo sombras. Sin mucho fútbol, Odriozola encontró dos veces la espalda rival y en la segunda su balón cruzado lo remató Kevin Rodrigues para meter el miedo en el cuerpo a los blancos.

Navas

Falló Navas, mal de reflejos, que se tira tarde al remate y deja que la pelota le pase por debajo. El error del guardameta, que estaba muy seguro esta campaña, hizo que el Madrid volviera a empezar. Podían empezar los nervios poque la situación volvía ser complicada y moralmente era un golpe para un equipo dominador, pero sin ventaja en el marcador.

Sin nervios

Mayoral volvió a adelantar al Madrid y después, en la segunda parte, la Real intentó plantar cara al rival, hacerse presente en el campo contrario. El partido se enmarañó para los de Zidane, sin el balón, pero con la misma tranquilidad que antes. Si no hay dominio, se cambia de plan y se da el balón a Bale para que corra. Y ahí, el galés, siempre sospechoso para algunos, no tiene rival.