La esperanza se llama Zidane

Florentino Pérez presentó al nuevo entrenador. Poco antes dijo adiós a Rafa Benítez. «Creo que todo va a ir bien», señaló el francés, que llega con el equipo que tenía en el filial

Fue contra el Deportivo de La Coruña cuando Zidane se inventó una de las grandes maravillas que solía dejar cuando era futbolista. Hizo un par de amagos en el área hasta que encontró el hueco para marcar un golazo. Al Bernabéu le costó mucho adaptarse al juego de un futbolista que era tan distinto a lo que estaba acostumbrado. Él era la pausa, la armonía frente al vértigo, era delicadeza, algo surgía de su forma de jugar y de su forma de estar. Este sábado, Zidane se estrena como entrenador frente al Deportivo, tantos años después, pero casi idéntico. Tiene la misma fisonomía que cuando era futbolista y sigue desprendiendo algo que no tienen los demás.

Ayer, en uno de los palcos Vip del Bernabéu, cerca de las ocho de la tarde, se presentaron los cuatro hijos de Zidane, todos futbolistas en la cantera de Real Madrid, su mujer y el nuevo entrenador blanco, con chaqueta azul, radiante, «más emocionado», dijo, que cuando firmó «como futbolista». Según dicen en el club, el francés no esperaba que fuese ayer, pero los acontecimientos se precipitaron. El presidente convocó a su junta a las siete de la tarde y cincuenta minutos después presentó al entrenador. Durante todo el día, el teléfono del máximo dirigente del Madrid no hacía más que sonar, pero no estuvo para nadie. Decidía si seguía con Benítez o arrancaba una nueva etapa en el Madrid. «Quiero anunciarles también que la Junta Directiva del Real Madrid ha decidido nombrar como nuevo entrenador del primer equipo a Zinedine Zidane que es, sin ninguna duda, una de las figuras más grandes de la historia del fútbol. Él sabe mejor que nadie lo que significa estar al frente de la primera plantilla del Real Madrid», aseguró Florentino en su discurso, sin preguntas.

Poco antes, había despedido a Rafa Benítez, que se convirtió en pasado con una rapidez inusitada. Ha sido un visto y no visto. «Hemos tomado una difícil decisión, especialmente para mí, como es resolver el contrato de Rafa Benítez como entrenador del primer equipo. Quiero dejar claro que estamos ante un gran profesional y una magnífica persona. Desde aquí quiero agradecer el trabajo y la dedicación de Rafa Benítez durante estos meses como entrenador del Real Madrid», dijo Florentino.

Y no se habló más del que ya es ex entrenador blanco. Antes de las seis de la tarde, cuando los rumores corrían, cuando se daba por hecho el adiós, Benítez aún no sabía nada, nadie le había llamado. Su trayecto ha sido corto y ya ha quedado eclipsado por la llegada de Zidane. «Tenemos que hacer lo mejor posible para que el equipo al final del curso gane algo. Yo creo que va a salir todo bien. Lo importante es estar mañana con el equipo y empezar a trabajar», explicaba el nuevo entrenador, en las pocas palabras que dijo ante los medios. Hoy, después de entrenar por primera vez al grupo, dará su primera conferencia de prensa como entrenador, aunque nunca ha sido de muchas palabras.

Dicen en el club que no fue nada difícil convencerle. Sólo tiene dos años de experiencia como máximo responsable en un banquillo, pero sabe que hay oportunidades que pueden no volver. Se lo dijeron ayer, aceptó sin dudar. Ni siquiera se había firmado el contrato cuando ocurrió la presentación ni hubo llamadas a los futbolistas para anunciar lo que sucedía. Era una situación que se veía venir desde hace tiempo, pero que ayer se hizo deprisa, para que la transición entre dos entrenadores fuese lo más limpia posible.

Y para reforzar la imagen de apuesta por Zidane, de que no es un parche hasta que acabe la temporada y llegue otro, se le va a hacer un contrato por tres años. Sólo de los éxitos depende que los cumpla o no. «Voy a poner todo el corazón por el club y esperar que salga todo bien», acabó el francés, que después se hizo las fotos de rigor, con sus hijos, su mujer y los miembros de la Junta Directiva del Real Madrid.

«No ha podido ser. A veces las cosas no funcionan. Pasa con entrenadores o con futbolistas», decían en el club sobre Rafa Benítez y hablaban con más determinación de Zidane, convencidos de que esta vez habían tocado la tecla buena. Esperan que varíe la actitud de los futbolistas, que se piensa que ahora han ganado el pulso. La autoridad de Benítez no hizo efecto en el vestuario y se espera que la magia de Zidane cambie la temporada blanca. «Va a ir bien», continuaban. «Es consciente de lo duro y de lo apasionante que es este complicado banquillo. Zidane conoce además a estos jugadores porque muchos de ellos lograron con él como segundo entrenador la décima Copa de Europa en Lisboa», decía el presidente en su discurso. También hizo el gol de la Novena. Otra vez le toca ser protagonista.