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Isco, correr contra la sospecha permanente
Que no sea por correr, debe pensar Isco en el Real Madrid, que por ahí no le pillen. Una de la dudas para el encuentro de hoy es si Zidane va a meter un centrocampista más físico para contrarrestar el juego del Atlético. «En esa zona del campo tenemos peso, capacidad, físico, técnica... Tenemos cosas en el centro del campo. Ya verás», contestó ayer al periodista que le preguntó si iba a haber sorpresas en la zona más vital. Es decir, si como sucedió en Málaga, iba a dar la titularidad a Kovacic.
Porque el equipo para el choque contra el Atlético está más o menos claro (excepto la posición de Danilo y Carvajal en las bandas) a falta de conocer por quién apuesta el entrenador francés para acompañar a Modric y Kroos. Es la posición de Isco y James la que siempre está en duda y ni siquiera la ausencia de Bale les da tranquilidad.
Cuando vuelva el galés, está claro que sobra uno. Lo que no esperaban en su ausencia es ser suplentes, como lo han sido. Contra eso, para tener más posibilidades de jugar, Isco lo que hace es correr. Nadie en el Madrid suma tantos kilómetros como el futbolista andaluz: hace 10,67 de media y muchas veces se le ve corriendo hacia atrás, con esa forma característica de mover las piernas, sacrificándose como centrocampista, que es lo que se le pide en el Real Madrid. El jugador fino, que apenas miraba atrás en el Málaga, es un futbolista al que Ancelotti enseñó a trabajar y que está en ello. Con tres hombres en la medular, como juega el equipo blanco muchas veces, a Isco no le queda más remedio que trabajar y esforzarse.
Antes lucía estilismo, ahora su hoja de trabajo es el sudor. Y en el camino, ha dejado de ser un jugador determinante. O porque se cansa o porque se entretiene con filigranas en zonas del campo donde no debe. No son pocos los aficionados y, sobre todo, directivos en el club, que piensan que Isco es demasiado barroco, poco decisivo y que casi siempre le sobra un toque de más antes de dar un pase. «Si tú miras los goles y las asistencias de Isco está claro que tiene que mejorar. Él es el primero que lo sabe. Pero estoy contento con el trabajo que hace con el balón y en defensa», aseguraba ayer Zidane. Benítez también le pidió más llegada al área. Aunque hay una diferencia básica entre ambos entrenadores: a Rafa Benítez, Isco no lo podía ni ver.
Mientras, en el club se mira al andaluz con desconfianza y se piensa que muchas veces su fútbol son fuegos artificiales más que luz. Con 101 regates en lo que llevamos de temporada, lidera esa clasificación en el Madrid por delante de Ronaldo y Marcelo. Pero luego en pases de gol o en tantos marcados, sus prestaciones no son las esperadas. Suma tres tantos; seis hizo la temporada pasada; once su primer año. El problema de Isco es que cuando llega al área rival su rendimiento, no sólo en el remate, disminuye. En el último partido, contra el Málaga, cuando jugó de una especie de falso nueve, sólo dio un pase bueno al área. Contra el Granada, de sus 51 pases buenos, sólo uno fue en el área rival.
Es verdad que cuando le sale lo que intenta cerca, es una maravilla, es un futbolista para enamorarse, como hizo el Bernabéu desde el primer día. Más que en los kilómetros o en las jugadas decisivas, se fija en sus «cabriolas». Y acaba embobado.
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