Real Madrid
Infierno apagado
San Paolo, lleno tres horas antes, fue una hoguera hasta que apareció Ramos
San Paolo, lleno tres horas antes, fue una hoguera hasta que apareció Ramos
Nápoles vive para su equipo de fútbol. En pocas tiendas del centro histórico falta un póster de Maradona castigado por el tiempo, pero que no se cambia por muy amarillento que esté. Es su máximo ídolo, un futbolista que les llevó tan alto como ahora quiere llegar este grupo de Sarri. Han sido muchos años caminando por el desierto, por eso la visita del Madrid enloqueció a muchos, que desde la noche del lunes no tenían otra cosa que hacer que esperar al partido. Se fueron al hotel del rival a evitar que descansaran y desde las tres de la tarde hicieron cola para entrar ya en el estadio. Faltaban cinco horas, pero no podían esperar para empezar a preparar el infierno. Una caldera azul a la que el Madrid entró algo frío. Cada posesión blanca era una pitada constante y los ataques locales, un solo grito.
Los futbolistas agradecieron el apoyo con una gran primera parte, que no tuvo continuidad porque a Ramos le van los escenarios difíciles. Cabezazo del sevillano para apagar un infierno que ya no volvió a ser lo mismo. Por primera vez se escuchó a los aficionados del Madrid que fueron al Olímpico, muchos después de estar varias horas dando vueltas en autobús por una ciudad en la que es muy fácil perderse. Tuvieron que esperar a la segunda parte para disfrutar de un triunfo que eleva a 12 los partidos del Madrid sin perder en Champions. La última vez fue en la ida de cuartos del curso pasado en Wolfsburgo.
Ayer los blancos sufrieron como había avisado su técnico. «Podemos hacer las cosas mejor que en la primera parte. Luego rectificamos. ¿El juego? Hemos ganado y ya está», decía Zizou, aunque el protagonista era Ramos. «Hace una semana me mataban y no por meter goles seré un héroe. Siempre que la actitud sea buena y positiva, no hay cosas que reprochar. Contento, a reflexionar y a por el siguiente partido», concluyó.